Cansados de ser «los olvidados» del Ayuntamiento de Valencia hace seis meses decidieron formar una asociación de vecinos „San Vicente Mártir-Bulevar Sur„ para solucionar los problemas que comparten a diario los más de 7.000 vecinos que residen entre las calles Doctor Tomás Sala, Tomas de Villarroya y plaza de Holanda. Aseguran que el problema reside en que se encuentran en el límite entre dos barrios (Cruz Cubierta y San Marcelino) y que la zona se ha convertido en una especie de «territorio comanche» cuando llega la noche, sobre todo, los fines de semana. De hecho, hace meses que colgaron en sus balcones su principal reivindicación: «Sí al descanso, no al botellón».

Sin embargo, tras numerosos escritos al ayuntamiento, tras reuniones y promesas incumplidas, la asociación de vecinos anunció ayer una manifestación nocturna, a las doce de la noche del sábado, junto al lugar que cada fin de semana aglutina a numerosos jóvenes en el barrio. Allí, en una zona verde que se ha convertido en un descampado, con una discoteca a escasos metros, con la posibilidad de aparcar el coche sin problemas y sin presencia de la policía local, los jóvenes «campan a sus anchas en un botellón que se ha convertido en un infierno para los vecinos».

Pero ahí no acaba la cosa. Los residentes de este barrio aseguran que, a pesar de pagar rigurosamente sus impuestos, las deficiencias se acumulan. «Tenemos las mismas farolas que se pusieron de origen, cuando se construyeron las fincas en los años 70. Las palmeras y los árboles llevan años sin podar, tenemos los contenedores más viejos de la ciudad, no hay zona para niños ya que la que había se ha convertido en la sede del botellón. Tenemos hasta las traviesas que sobraron de la obra del AVE. Vivimos entre porquería, retos de botellas y vómitos», aseguran indignados los vecinos.