El ya tradicional roscón de Reyes no faltará mañana en casi ninguna casa valenciana. El Gremio de Confiteros asegura que aunque aún no disponen de cifras definitivas respecto al consumo de este dulce navideño en la ciudad, la previsión es vender un 10 % de unidades que en 2014. Aunque la casca valenciana gana terreno lentamente, el roscón de reyes sigue siendo el preferido.

El motivo puede encontrarse en las profundas raíces que el roscón hunde en la antigua Roma, cuando se elaboraba un dulce que incluía higo y una haba que daba la libertad a un esclavo si la encontraba en el dulce, tal como el Gremio de Confiteros explicó la pasada semana, cuando presentaron la receta histórica de este dulce tradicional.

Aunque no tendrán datos definitivos hasta mañana, fuentes del gremio explicaron que son «optimistas» respecto a la campaña navideña en lo que a roscones se refiere. La previsión es vender un 10 % más que en 2014, cuando la venta de roscones ya experimentó un ligero aumento con respecto a 2013. Lo hará pese al ascenso, en las preferencias valencianas, de la casca, un dulce tradicional circular relleno de yema o de boniato confitado cubierto por un merengue especial. Se elabora a partir de azúcar y almendras, junto a yemas, yemas confitadas, canela y limón. Se consume, principalmente, en la Ribera Alta.

La casca no tiene «sorpresa», por lo que se puede comer sin temer que te toque el haba y tengas que pagarlo el año siguiente. El roscón llegó en los años 60 y lo arrasó todo a su paso. Antes de él, las cascas se solían hacer en varios tamaños, según la edad del niño de la casa. Así, las más pequeñas eran de unos 50 gramos, que aumentaban a 100 gramos cuando el pequeño tomaba la Comunión. Las hay de una libra, dos, tres e incluso cuatro libras. Las más pequeñas se emplean para elaborar unas cestitas, con otros dulces y golosinas, que lso Reyes Magos dejan a los niños de la Ribera, en especial, de Sueca, junto a sus regalos y juguetes en la mañana del seis de enero.