La estructura mide poco más de 13 metros de alto por 6 de ancho y es de acero y hormigón. En ella se reproducen seis escenas del martirio del patrón de la ciudad, San Vicente Mártir, distribuidos en los tres pisos y las tres calles en las que se organiza el retablo.

«El proyecto ha sido complejo pero estoy satisfecho. El retablo tiene su importancia por el decoro y la ornamentación de la Iglesia pero es cierto que la sede sepulcral de San Vicente Mártir precisaba de una obra de estas características», relata el responsable del templo, el párroco Eutiquio Merino.

Por partes y secuencias

En la parte inferior del retablo, en la primera casa (zona donde se colocan los bajorrelieves) se ubica al pieza del siglo XVII que trajeron las monjas del Convento de San José y Santa Tecla tras la Guerra Civil. Las calles centrales, por su parte, sitúan también los elementos recuperados „la tabla gótica de la Virgen de Cerca, la imagen de San Vicente «el pobret», la imagen de Cristo Rey que ha presidido el altar desde el incendio de 1936 y el cristo crucificado de nueva creación. Por ello, son los laterales los que, mediante los nuevos relieves, relatan algunas de las escenas del martirio del santo.

«Para realizar los nuevos relieves se tomaron como modelos de cada una de las escenas otros retablos dedicados al mártir. Primero, el escultor realizaba el modelo en arcilla y posteriormente se obteníamos de él un molde para, finalmente, extraer nuevo relieve en resinas. Luego se trata exteriormente para darle el acabado marmóreo que precisaba el proyecto», explica el arquitecto Domingo Sánchez Zuriaga. De esta forma, con un simple vistazo, se puede observar las diferentes escenas que relatan el martirio de San Vicent.