El monasterio de San Vicente de la Roqueta, lugar de enterramiento del patrón de Valencia, San Vicente Mártir, y cuna del cristianismo valenciano, sigue pendiente de rehabilitación tres décadas después de cerrar sus puertas. En este tiempo todo lo que se ha hecho ha sido apuntalar el edificio para que no se caiga. Y aunque desde hace dos años está también en marcha un proyecto para consolidar su estructura, los 3,5 millones que cuestan las obras deberá ser costeados por el Plan Confianza de la Generalitat Valenciana, lo que siembra cierta dudas sobre su ejecución final. En la actualidad, el proyecto está en fase de valoración de ofertas para su adjudicación a alguna de las quince empresas que han optado al concurso.
Como cada año, la llegada del 22 de enero, día de San Vicente Mártir, invita a volver la mirada sobre el lugar donde todo indica que fue enterrado el patrón de Valencia tras su martirio en los comienzos del siglo IV. Y desde hace treinta años la sensación es la misma: el abandono.
Durante este tiempo únicamente se han hecho trabajos de apuntalamiento y emergencia, primero por parte del Servicio de Patrimonio y desde el año 2010 por parte de la Concejalía de Grandes Proyectos, que asumió la responsabilidad del edificio para darle un nuevo impulso.
Lo primero que hizo fue poner en marcha un proyecto de apuntalamiento estructural y unas obras complementarias de emergencia cuyo coste conjunto fue de 347.036 euros. Luego se encargaron a la empresa municipal Aumsa diferentes estudios relativos al estado arquitectónico del edificio, su historia y sus problemas, estudios que costaron 242.132 euros y que nada más iniciarse detectaron grietas de en la torre del monasterio que había que acometer con urgencia. De hecho, en julio de 2012 se aprobó el proyecto de reparación con un importe de 324.000 euros.
Consolidación en marcha
Y en la actualidad, o mejor dicho, desde hace dos años, está en marcha un«Proyecto básico y de ejecución de consolidación estructural del Monasterio de San Vicente de la Roqueta», que tiene un importe de 3,5 millones y que será financiado por el Plan Confianza de la Generalitat.
El objetivo de este plan, según los técnicos municipales, es «dejar el edificio congelado en el tiempo», dándole al edificio «condiciones de seguridad, estabilidad, estanqueidad y cierre» que posibiliten tareas posteriores de conservación. Se trataría de sostener el edificio y dejarlo preparado para una posterior rehabilitación, proyecto que aún está pendiente, al igual que el uso que se le dará al edificio (la biblioteca central es la última propuesta).
Para el proyecto de consolidación estructural y para la dirección de obras ya se abrieron dos concursos que en la actualidad están en fase de adjudicación. Su adscripción al Plan Confianza, sin embargo, siembra dudas sobre su ejecución, al menos sobre la premura de las obras, pues otros proyectos similares están empezados y paralizados por problemas económicos del Consell.
