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La trastienda

El tobogán de la austeridad

El tobogán de la austeridad

De todos es sabida la importancia del clima y del contexto en el que crecen y evolucionan los más pequeños, de las dificultades que sufren en las ciudades, a priori mucho más inseguras y peligrosas que los pueblos, donde el tráfico y la concurrencia es menor y permite a los niños más holgura a la hora de vivir la calle con más naturalidad.

Informaba hace unos días una nota de prensa lanzada desde la delegación de parques y jardines de Valencia sobre ciertas novedades. Siempre a instancias de la asociación de vecinos de Russafa, comunicaba a los medios y en consecuencia a la ciudadanía en general la instalación de un parque de juegos infantiles en la archiconocida Plaza del Doctor Landete, junto a la parroquia de San Valero.

Los tres únicos elementos que conforman este parque de juegos infantiles son un tobogán y dos muelles de los que, en su parte superior, cuelga la cabeza de un caballo de juguete desde el que los niños pueden balancearse, siguiendo las reglas de la física básica, adelante , atrás y poco más. Eso es todo. Incrédulo ante lo que me contaban me lanzo a la aventura y decido visitar la zona in situ para confirmar que los elementos de tamaña obra pública se limitaban a lo leído.

Como era de esperar, casi paso de largo. Junto al conocido mercado se postran ante mí los tres juegos con los que, según reza el texto oficial, los niños deben usar y disfrutar al ser una plaza que presenta una gran afluencia de público. No acaba aquí la cosa. Hay que recalcar la instalación de un pavimento de seguridad en la superficie, uno de esos ligeramente acolchados para evitar batacazos y resbalones. En conjunto, todo un brindis a la estética y la funcionalidad para el barrio, que por supuesto sacará del apuro a los muchos niños que lo habitan o visitan con asiduidad. Dadas las circunstancias, es mejor no imaginar una mañana de domingo con «overbooking» de pequeños seres humanos ávidos de energía y ganas de darlo todo, porque ni de lejos salen a un balanceo por cabeza cada diez minutos. Y todo con un coste de casi 7.000 euros. Hay que ver cómo se esmeran desde nuestro consistorio para vender novedades y mejoras. La nota expone actuaciones en un par de zonas que se suman a la de la plaza citada, una en el Mercado de Abastos y la última, la remodelación en un jardín de la zona del Marítim, con desplazamiento y visita oficial por parte de la concejal, equipo técnico y asociación de vecinos. Todo ello para verificar la puesta en marcha de un nuevo juego (sin especificar) y la restauración de dos balancines.

Hay dos aspectos a tener en cuenta en el nuevo parque de juegos de Russafa. Por un lado, la rapidez y eficacia de la instalación en comparación con los años de retraso de las obras del barrio. Y por último, nuestros líderes locales con licencia para gobernar han entendido muy claramente el mensaje de austeridad que desde hace años viene pregonando su querido gobierno central. La pauta correcta recomendada a los adultos viene a ser la de mostrarse felices por cobrar un sueldo rácano (aquellos que cuenten con un trabajo, digamos, standard) y no levantar la voz. En el caso de los niños, ya lo tenemos claro: que se balanceen lo justo. Y sin abusar.

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