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Un guiño al pasado

Un siglo de recetas y medicinas en Russafa

Ana Aparici hace un homenaje en la farmacia L'Antiga a todos sus dueños y a los pacientes que desde 1914, año en que fue inaugurada, han buscado remedios para la salud

Un siglo de recetas y medicinas en Russafa

L'Antiga acaba de cumplir un siglo dispensando medicinas y remedios naturales contra todo tipo de afecciones. Inaugurada en 1914 por el licenciado Eduardo Uhden Darder, esta farmacia de la calle Cádiz „ en pleno barrio de Russafa„, es un homenaje a tiempos pasados. Ana Aparici Folch, la actual titular, quiso hacer un guiño a toda aquella gente mayor que entraba explicándole sus vivencias de antaño entre aquellas cuatro paredes. «Me percaté de que aquellas personas, algunas con más de noventa años, daban mucha importancia a lo de antes, a lo antiguo, porque habían venido aquí desde que eran niños», explica Aparici. Así, después de la inauguración vino aquello de bautizar el establecimiento con el nombre de L'Antiga. «Al llegar insistían tanto con la gente que había estado con anterioridad a mi, que pensé que había que premiar aquella fidelidad», argumenta. En primera línea de exposición, además, Aparici colocó dosificadores, botes y material de sus predecesoras, María Teresa Polo y María Amparo Ortolá, que llevaron el negocio desde 1982 hasta abril de 2014.

Aparici, natural de Almussafes, comparte la propiedad de la farmacia con sus dos hermanas, Marta y Sefa, aunque estas dos con profesiones muy distintas. A pesar de su juventud „ apenas cuenta con 27 años„, el apoyo de su familia le permitió hacer realidad lo que consideraba «una buena oportunidad». La transformación experimentada por Russafa en los últimos diez años, además, ha ejercido de reclamo para emprendedores como Aparici, que encajan a la perfección en una barriada que ha dejado atrás su imagen de degradación. «Este estilo que combina lo de ayer con lo más moderno casa muy bien con la estética de Russafa», explica Aparici, satisfecha por la respuesta de los vecinos. «Siguen viniendo los que ya lo hacían y me cuentan historias y veo que hay mucha lealtad», mantiene.

Un panel con toda la historia

En un enorme panel en el interior de la farmacia, Ana Aparici rinde su particular homenaje a Uhden, pero también a Genaro y Miguel, auxiliares de farmacia que «posaven injeccions». «Per totes aquelles veus i per a cadascú dels racons d'aquest entranyable, familiar, bohemi i cultural barri, escrivim la història de la farmàcia L'Antiga de Russafa», reza el texto. Pero no solo hay un recordatorio para su primer dueño. También para sus posteriores moradoras y dispensadoras de mil y un remedio, María Teresa y María Amparo, hasta su posterior traspaso a Aparici, que recibió el testigo con la ilusión de quien empieza su andadura profesional en una farmacia. Un local que a veces se convierte casi en un improvisado confesionario. En estos meses detrás del mostrador, tanto Aparici como Rosario, su mano derecha, han comprobado la fiel permanencia de los vecinos y vecinas de Russafa para con su farmacia «de toda la vida». «Todo aquello no podía quedar olvidado en el pasado, sino que había que rescatarlo y hacerlo presente en cada rincón», relata Aparici.

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