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Cañas y barro

En busca del Santo grial

En busca del Santo grial

Aprovechando estos días de Semana Santa he visitado la exposición «Los caminos del Grial» que se está mostrando en El Almudín, en la plaza San Luis Beltrán, muy cerquita de la Catedral, a la que acudí después como colofón en mi búsqueda particular del Santo Cáliz.

Tengo que decir que quedé gratamente sorprendida por la exposición. Entretenida y didáctica, pensada tanto para jóvenes como para mayores, donde además tuve la oportunidad de conocer a otros visitantes como a Lucía y su tía Pilar, que me comentaron sus puntos de vista y experiencias e hicieron que este particular recorrido por la trayectoria seguida por el Grial hasta su llegada a Valencia me pareciera todavía más interesante.

Esta exposición me ha hecho recordar que desde pequeña mis padres me llevaban muchos sábados a la Catedral y que lo que más me impresionaba, además del brazo de San Vicente, por supuesto, era entrar en la capilla para admirar el Cáliz de la última Cena de Jesús.

Con el paso de los años siempre me he preguntado, cómo es posible que ese Cáliz de apariencia medieval acabara aquí en nuestra ciudad, en Valencia. ¿Por qué en Valencia ? ¿Y por qué no es tan famoso como la Sábana Santa de Turín?

Muchas de estas dudas quedan resueltas cuando se visita esta exposición, primero en el antiguo almacén de grano El Almudin, y luego contemplando en la capilla de la catedral el Santo Cáliz .

Pero no nos engañemos con la apariencia porque en realidad la reliquia es sólo la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida con muestras de vetas de colores cálidos cuando refracta la luz, y mucho más posteriores son las asas que tiene el Cáliz y el pie de oro.

La tradición dice que es la copa que utilizó Jesús en la última Cena, y que luego fue llevada a Roma por San Pedro. Allí la conservaron sucesivos papas hasta Sixto II quien para salvarlo de la persecución del emperador Valeriano, se lo entregó a su diácono San Lorenzo que lo envió a su tierra natal, Huesca , en el siglo III. En 1399, el rey de Aragón Martín el Humano lo tuvo en el palacio de la Aljaferia de Zaragoza, y en el siglo XV el rey Alfonso V el Magnánimo lo trajo ya a Valencia. En el año 1916 se instaló finalmente en la capilla que hoy conocemos como del Santo Cáliz aunque durante la guerra civil, permaneció escondido y oculto en Carlet. Seguro que este impulso que está disfrutando nuestra más preciada reliquia , aportará todavía más información pero un apoyo indiscutible a su autenticidades el hecho de que el Papa Francisco, ha concedido el Año Jubilar para el Santo Cáliz de Valencia cada cinco años, una gracia que la Santa Sede concede muy excepcionalmente.

Las posibilidades que tenemos ahora de dar a conocer y promocionar nuestro Grial son muchas porque se da una difusión internacional y también se abre la posibilidad de disponer de una ruta de peregrinación que ponga a Valencia en el punto de mira de creyentes, investigadores y aventureros.

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