La nueva Ordenanza de Saneamiento de Valencia, que ya ha sido trasladada a los grupos políticos y se encuentra en periodo de alegaciones, establece la prohibición de tirar al váter las populares toallitas húmedas, ya que atascan las cañerías y suponen un grave gasto para las arcas públicas. Sólo en Valencia, donde su uso se ha disparado en los últimos dos años, se recogen del orden de tres toneladas anuales en las estaciones de bombeo y en la red de alcantarillado.

Según explicó la concejala de Medio Ambiente, Mª Àngels Ramón-Llin, en la nueva ordenanza se han añadido varios productos a la lista de vertidos que con carácter general no se pueden tirar a la red de alcantarillado. Esos productos son los procedentes de excavaciones, achique de aguas, trituradoras de basura, desechos con coloraciones indeseables y las populares «toallitas higiénicas no biodegradables», ya que «no son eliminables por el sistema de depuración».

Al parecer, «el uso masivo de estas toallitas supone una seria amenaza para el saneamiento, especialmente en el caso de los sistemas de bombeo», una circunstancia a la que hay que añadir el creciente uso de estos productos, cuyo consumo se ha disparado en los últimos dos años, según la concejalía.

Conscientes del problema, los técnicos del Ciclo Integral del Agua revisan permanentemente la red de alcantarillado y muy especialmente las estaciones de bombeo, sobre todo antes de las épocas de lluvia, que es cuando se necesitan todos los sistemas en perfecto funcionamiento para evitar atascos y las consecuentes inundaciones, una amenaza especialmente preocupante si se tiene en cuenta el régimen de lluvias de esta zona, generalmente corto y de fuerte intensidad.

Hay que tener en cuenta que este tipo de toallitas humedas son una mezcla de fibras sintéticas que no se descompone con facilidad, todo lo contrario que ocurre con el papel convencional, realizado a base de celulosa pura.

Daños y respuesta

En total, todos los años se retiran del orden de tres toneladas de toallitas no biodegradables atrapadas en las estaciones de bombeo y en la red de alcantarillado de Valencia.

Precisamente, para evitar estos problemas o al menos reducirlos de manera notable, es por lo que la nueva Ordenanza de Saneamiento de Valencia ha incluido este producto en su lista de prohibiciones. Para garantizar su cumplimiento se realizarán inspecciones en la red de alcantarillado y más exactamente en las arquetas de las fachadas, que es donde se puede controlar con mayor facilidad la procedencia de los vertidos.

En caso de detectarse alguna anomalía en este sentido, el causante podría ser acusado de «provocar daños en la red de abastecimiento de agua, en sus instalaciones y plantas potabilizadoras», lo que está calificado como infracción leve si no supera los 1.000 euros de daño y puede acarrear una sanción de hasta 750 euros.

No obstante, los daños deben evaluarlos los técnicos municipales y en caso de superar esas cantidades podrían considerarse faltas graves o muy graves, con lo que las sanciones podrían elevarse hasta los 1.500 o los 3.000 euros respectivamente.

A este respecto, la concejala del Ciclo Integral del Agua, Mª Àngels Ramón Llin, explicó que el texto está en periodo de alegaciones y aún puede ser modificado o precisado en algunos de sus apartados, incluido el listado de faltas y sus posibles consecuencias.

Gasto público

La eliminación de estos vertidos, además de evitar atascos, averías y hasta posibles inundaciones en época de lluvias, puede suponer también un ahorro para las arcas municipales, pues se reducirían los trabajos de inspección y mantenimiento, un 14% de los cuales se dedican directa o indirectamente a estos menesteres.

En declaraciones a la prensa, el presidente de la Asociación de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS), Fernando Morcillo, ha cifrado entre 4 y 6 euros el dinero que cuesta a cada español todos los años este tipo de atascos, lo que ha motivado una campaña generalizada de sensibilización y control del vertido de toallitas.

Morcillo, tras analizar el problema real que representan estos desechos, ha llegado a asegurar que las toallitas humedas son el enemigo número 1 de las grandes ciudades en lo que a mantenimiento y conservación de la red de alcantarillado se refiere, provocando problemas en la red pública y también en las viviendas individuales y sus fincas.