Les ha costado 12 años pero, ayer, por fin, la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) de Valencia inauguró su nueva sede, ubicada en el barrio de Nou Moles, que atenderá a 5.000 personas. El local, cedido por el ayuntamiento, dispone de 600 metros cuadrados que han sido reformados en su totalidad (hasta en dos ocasiones) para adaptarlo a las necesidades de sus socios y adecuarlo a la normativa. Las instalaciones „en el número 14 de la calle Torres„ también darán servicio a los distintos colectivos y asociaciones del barrio.

La nueva sede de Cocemfe Valencia es un centro de actuación integral que atenderá a personas que tengan «cualquier discapacidad», más allá de las físicas u orgánicas en las que se centra la asociación. En las instalaciones, los usuarios dispondrán de diferentes servicios que van desde la información y asesoramiento de ayudas y trámites burocráticos, hasta la intermediación laboral, la atención a domicilio a personas dependientes y el transporte adaptado. Pero ahí no acaba la cosa. Al disponer de mayor espacio, también aumentan las actividades. Por ello, entre los principales objetivos destaca la creación de un aula de formación, una especie de taller de empleo para realizar currículos, buscar empleo y mejorar la formación de los usuarios.

«La formación es básica. La tasa de desempleo se multiplica para personas con cualquier discapacidad. Sea la que sea. Por eso tenemos entre nuestros principales objetivos crear un aula de formación para que los usuarios sepan hacer un currículo, conozcan las distintas formas de buscar empleo y amplíen su formación», explicó ayer el presidente de Cocemfe Valencia, Albert Marín.

La nueva sede de Cocemfe Valencia estaba ayer a reventar. No era para menos. Tras un proyecto que ha costado 12 años llevar a la práctica, la entidad estaba de enhorabuena y lo celebró con una inauguración donde no faltó de nada. «Hemos tenido que realizar la obra en dos fases porque, una vez acabada, los accesos para una posible evacuación no se ajustaban a la normativa y hubo que realizar una segunda fase», explicó Marín. Y lo mismo pasó con la fecha de inauguración, que fue pospuesta hasta en dos ocasiones por diversos motivos. La única personalidad presente ayer en el acto fue la diputada Amparo Mora.

La reforma integral de la planta baja ha costado 100.000 euros, sufragados con diferentes ayudas públicas. «Estamos muy contentos porque no ha sido fácil sacar este proyecto adelante. Necesitábamos mejorar las instalaciones, para ampliar los servicios. El ayuntamiento nos ha cedido el local durante 22 años así que, de momento, esta es nuestra nueva casa. El colectivo está sufriendo mucho, porque cuando hay crisis y las cosas no van bien, los más débiles siempre lo tienen peor. Por eso trabajamos. Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas discapacitadas. No queremos ni más cosas que el resto, ni tampoco menos. Esa es nuestra filosofía», concluyó Albert Marín.