Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

L´Ullal

La reina solitaria

La reina solitaria

María, princesa de Castilla, nació en Segovia en 1401 y murió en Valencia en 1458. Concertaron su matrimonio cuando tenía solo 5 años con Alfonso III de Valencia , IV de Cataluña, V de Aragón, I de Mallorca y I de Nápoles. La boda se retrasó hasta que María cumplió los 14 años, edad idónea para el cometido esencial, traer al mundo herederos que perpetuaran la dinastía. La ceremonia se celebró en la catedral de Valencia y fue oficiada por el papa Benedicto XIII. María se convirtió en reina de la Corona de Aragón. A los cinco años de casados el rey marchó por primera vez a Nápoles y dejó al frente del gobierno de sus reinos a la joven María. El rey regresó a los tres años pero pronto se hartó y se marchó de nuevo a Italia , dejó a la reina con plenos poderes aunque le exigió el pago puntual de los subsidios necesarios para hacer frente a sus costosísimas empresas en Italia.

Alfonso era un hombre elegante, excelente jinete, magnífico bailarín, tocaba toda clase de instrumentos. De talante aventurero se lanzó a la expansión italiana pero ésta misión no resultó tan fácil como el creía . Los nobles ponían dificultades para sufragar tan costosísimos gastos y la reina María tenía que recaudar importantes donativos para armar toda una flota, incluso tuvo que conseguir dinero para pagar el rescate del rey cuando cayó preso . Alfonso nunca agradeció sus esfuerzos a la reina María a la que dejó sola en Valencia.

Su matrimonio fue un fracaso, María tuvo algún ataque de epilepsia y esto al parecer hizo que Alfonso se alejara de ella. La boda para él debió de ser únicamente una cuestión de estado, era un conquistador, aventurero y mujeriego, quizá nunca estuvo enamorado de la niña castellana con la que se casó cuando ésta tenía 14 años. Mientras la reina gobernaba sus reinos y esperaba noticias del rey, su esposo, éste bebía los vientos por Lucrezia D'Alagno a la que obsequiaba con valiosos presentes como la isla de Ischia cuando era tan solo una niña de 12 años. Pero Lucrezia no quería ser una amante más, ambicionaba tanto ser reina que incluso se desplazó hasta Roma para pedir al Papa Calixto III la anulación del matrimonio entre Alfonso y María, pero el pontífice contestó: «sería un acto injusto e ingrato hacía doña María y podría costarnos el infierno». Con la muerte del rey se esfumaron las posibilidades de Lucrezia de ser reina.

María de Castilla fue una de las pocas reinas consortes de los reinos medievales que ejerció de manera continuada el poder en los dominios de su esposo. Murió a los 57 años sin haber tenido hijos, su marido si tuvo varios hijos bastardos con conocidas damas italianas.

Alfonso V quería ser rey de toda Italia, desatendió sus reinos peninsulares, y fue María, la niña que llegó de Castilla, quien tuvo que gobernar los reinos que su marido abandonó. Él pasó a la historia como «el Magnánimo» conquistador de territorios y mecenas de las artes, ella como la reina solitaria.

Compartir el artículo

stats