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Y sin embargo me quedo

Desaprendiendo

Desaprendiendo

Vuelvo a Valencia y me encuentro este panorama. Después de mi exilio de quince días sin apenas contacto con el mundo socializado, donde cambié los autobuses por burros, los viandantes por ovejas y el sonido de los coches por el croar de las ranas me encuentro la ciudad patas arriba. Y es que esta campaña electoral ha empezado con fuerza. El PP prometía renovación y juventud, pero con una lista en la que sólo hay una cara nueva y un ligero ascenso de los menores de 50 años no parece muy rejuvenecida. Otros se van de la política como Toni Cantó y Paco Lledó, ambos por no estar de acuerdo con sus jefas. Lo de Cantó me da pena, sus intervenciones eran siempre divertidas, lo de Lledó me parece más un desacuerdo en la valoración de su trabajo, nada brillante, al frente de Fiestas. En cualquier caso a la que no echaremos de menos será a Mayren Beneyto que nos ha vuelto a dejar en evidencia. Su mensaje de despedida en redes sociales plagado de faltas de ortografía dice mucho de una edil de cultura pero, por desgracia, también dice mucho de la ciudad a la que representa. Eso nos faltaba, que nos sigan humillando desde dentro. Creo que desde Gandía Shore, la crida de Barberá y las perlas que desde aquí mandamos a programas de esos de mucha audiencia y poca neurona nadie había dado tan mala imagen a la ciudad. Y el caso es que en el Palau, para determinado tipo de audiencia, no ha ido mal. Ha creado una programación solvente y ha fidelizado a un público que contaba con poca oferta en la ciudad. Pero lo de la redacción del texto de despedida es imperdonable. Y eso que ella hizo el selectivo cuando se redactaba. Imagínense lo que puede ser a partir de ahora con ese examen tipo test de la Lomce. Cada día comprobamos las carencias en redacción por parte de los más jóvenes, se culpa a las redes sociales, a los mensajes de whatsapp, pero que yo sepa los libros y los periódicos siguen existiendo. Si sólo se escribe y no se lee esto es lo que pasa. Hablando de leer, muy recomendable el libro de Gil Manuel Hernández «Ante el derrumbe.

La crisis y nosotros» en el que sin excesiva bilis desgrana cómo hemos llegado a esta situación y cómo cambiando la actitud podemos sacar partido de ella. En estos momentos en los que estamos tan exaltados no está de más que nos hagan por fin reaccionar. Como crecí viendo la Bola de Cristal veo como cobra especial sentido lo de aprender a desaprender. Y es gratificante ver como cada vez más lo estamos haciendo, cuestionamos todo y eso, sin duda, es bueno. Está todo tan mareado que hasta Pedro Sánchez se equivoca de botón y vota a favor de una reforma de la ley del aborto con la que siempre había estado en contra. Lo de Terra Mítica, y su intento de justificación diciendo que se iba viendo lo que costaba sobre la marcha, me recuerda a esos sketchs de humor del albañil en plan Manolo y Benito abriendo boquetes en las paredes y el suelo y diciendo «señora, aquí hay que sanear».

De los políticos es admirable su optimismo, Mónica Oltra aseguraba que su objetivo es ser presidente de la Generalitat, pero esto no es el optimismo al que me refiero. Lo que demuestra su optimismo es otra afirmación suya, que piensa «barrer el Palau de la Generalitat», no Mónica, con la deuda que hay no te va a quedar dinero ni para escobas.

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