El anteproyecto del aparcamiento de la plaza de Brujas, que contará con casi 500 plazas de aparcamiento, ha recibido durante el periodo de exposición pública dos alegaciones. Además de la que han presentado los arquitectos y urbanistas, la conselleria ha recibido una alegación del Ayuntamiento de Valencia, que solicita que se especifique el subsuelo del aparcamiento es dominio público municipal. Se trata, apuntaron fuentes de la Conselleria de Infraestructuras, de una cuestión técnica con la cual el ayuntamiento intenta a futuro amarrar sus derechos sobre la propiedad del subsuelo del Mercado Central, de titularidad municipal.
Tras responder a las alegaciones, tanto a la del ayuntamiento como a las que se han enviado por correo o depositado en otros registros y que puedan llegar en los próximos días, la conselleria licitará la concesión del aparcamiento. Al respecto, las fuentes de Infraestructuras consultadas aseguraron que hay varias empresas importantes del sector que ya se han interesado por el contrato.
El anteproyecto del aparcamiento salió a exposición pública, por segunda vez, el 12 de marzo. La primera licitación quedó desierta en diciembre de 2013 por las elevadas cargas económicas que se impusieron en el primer pliego, entre ellas, la devolución de los 11 millones de euros que le costó a la Conselleria de Infraestructuras la obra, así como la urbanización de la plaza de Brujas, que en este sengundo pliego se ha excluido.
Tras varias idas y venidas del proyecto entre el ayuntamiento y la conselleria, será esta quien asuma la ejecución de la plaza de Brujas, para la que ha anunciado un diseño funcional y económico, que eso sí tendrá que ser aprobado por la Dirección General de Patrimonio porque afecta a varios Bienes de Interés Cultural.
Debate ciudadano
Los arquitectos y urbanistas insisten en las alegaciones que han presentado al anteproyecto del aparcamiento que, desde el punto de vista ciudadano, «lo más adecuado sería exponer al público la totalidad de los anteproyectos, incluyendo lógicamente el de reurbanización de la plaza». Estal, Dolç, Olmos y Torres aseguran que esta opción global, que permitiría debatir sobre el conjunto del entorno, «en ningún caso sería incompatible con el hecho de acometer las obras por fases y en ningún caso tendría por qué generar retrasos en las mismas».
