Cautela. Mucha cautela. Así reaccionaron ayer en público los responsables de la Generalitat a la presentación por parte de Asian Resorts & Casinos (ARC Resorts) de su ambicioso y millonario proyecto para la Marina Real Juan Carlos I de Valencia y el entorno de la fachada marítima. En un encuentro con los medios celebrado en un céntrico hotel de Valencia el propietario de ARC, Mark Vassopulos, y su socio en España, José María Esquerdo, elevaron a 1.000 millones de euros la posible inversión en la dársena interior del Puerto y en los PAIs de Eugenia Viñes y el Grao, con un impacto en términos de generación de puestos de trabajo directos e indirectos de 8.000 empleos y la capacidad de atraer más de 750.000 nuevos turistas al año. Según los responsables de ARC, entre sus planes figura incluso la posibilidad de negociar y financiar el regreso de la Fórmula 1 o el campeonato de Fórmula E (bólidos eléctricos) aprovechando que el circuito ya está construido.

No obstante, todo el plan para convertir la Marina Real en «el mayor foco turístico del Mediterráneo» pasa por ejecutar en una primera fase un hotel-casino de lujo operado por la cadena Hyatt que requeriría de una inversión de 200 millones de euros y que se levantaría sobre el actual edificio Docks, tal como publicó Levante-EMV en exclusiva el pasado jueves. El hotel tendría 120 habitaciones con suites de hasta 400 metros cuadrados dirigidas a un cliente de alto poder adquisitivo. La presencia de zonas de juego en el hotel de seis estrellas y una rebaja en la fiscalidad actual de los casinos son requisitos del proyecto, según señalaron Vlassopulos y Esquerdo, que equipararon el complejo a Montecarlo o San Remo. ARC tiene previsto presentar la semana que viene a la Generalitat una solicitud de Actuación Territorial Estratégica (ATE) con la intención de obtener el apoyo del Consell, agilizar trámites y demostrar su solvencia financiera. El principal escollo del proyecto es que la legislación autonómica actual restringe la explotación de casinos a un único operador por provincia, Cirsa en Valencia, Acrismatic en Alicante y Orenes en Castelló. La portavoz del Consell, María José Català, dijo ayer que conocía la existencia de un proyecto de hotel, pero no de un casino y aseguró que el Ejecutivo de Alberto Fabra «no modificará la normativa del juego», sino que aplicará esta ley «a rajatabla en este y todos los casos».

Pero la rotundidad con la que se expresó Català fue mucho más ambigua en el caso de sus compañeros del área económica. Los consellers de Hacienda, Juan Carlos Moragues, y el de Economía, Máximo Buch, que son los que han estado negociando con ARC, valoraron la iniciativa e incluso abogaron por «dar facilidades» si «es favorable para Valencia y para la Comunitat y casa con el modelo turístico de excelencia», en palabras de Moragues.

Hacienda y Economía están a la espera de recibir la documentación definitiva del proyecto antes de anticipar decisiones. «No se cierran las puertas. Pero tienen que mostrar todas las cartas», dijeron desde el departamento de Moragues. Por su parte Buch fue más optimista: «No es fácil lo que están pidiendo, pero la buena noticia es que vienen inversores, cada vez más, y son solventes».

Lo cierto es que el licenciatario en Valencia, Cirsa, ya ha mostrado su oposición a que entre un nuevo operador. La baza de Hacienda para evitar una guerra en el sector del juego sería precisamente favorecer una rebaja impositiva que favorezca a todos, algo que apoya Acrismatic. Pero no será hasta la próxima legislatura cuando se resuelva el proyecto. Y es posible que la decisión ya no dependa ni de Fabra ni de sus ahora consellers.