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Café de Viena

La felicidad es metropolitana

La felicidad es metropolitana

Eso de que la felicidad va por barrios no es verdad. La felicidad va por áreas metropolitanas. ¿Hay alguien que haya medido lo satisfechos que están los vecinos si pertenecen a una área metropolitana respecto a los que no? Pues sí. La alcaldesa Barberá, el presidente Rus y el president Fabra deberían leer el Sexto Informe sobre la cohesión económica, social y territorial publicado por la Unión Europea hace unos meses. ¿Que no tienen tiempo? Pues alguien lo debería hacer por ellos. La gran pregunta es qué clase de asesores tienen estos señores ¿a qué dedican su tiempo? Este es el mayor de los misterios urbanos solo por detrás de la licuación de la sangre de San Genaro de Nápoles.

El informe europeo contiene tres mensajes claros. Primero, las áreas metropolitanas crecen económicamente más que donde cada municipio va por su cuenta. Segundo, las áreas metropolitanas coordinadas consumen menos suelo y, tercero, en ellas, los residentes están mucho más satisfechos con aspectos esenciales de su vida cotidiana como el transporte público.

Sí, han leído bien. La Unión Europea certifica que el «ande yo caliente y al municipio del al lado que le den» o el «si te he visto, alcalde vecino, no me acuerdo», provoca (y cito textualmente) «una reducción del crecimiento económico». Así, cuando se duplica el número de municipios por cada 100.000 habitantes, la productividad de esa zona se reduce entre un 5 y un 6 %. En otras palabras, si el área metropolitana de Valencia, con su millón y medio de habitantes y sus 45 municipios, pasara de 2,91 municipios por 100.000 habitantes „cifra actual„, a, digamos, 1,5 municipios por cada 100.000 vecinos, nuestra productividad crecería un 5 %. Sin más, así de fácil. ¿Haría falta que desaparecieran legalmente Vinalesa, Benetússer o Paiporta? Tal vez no, pero si que al menos nuestros 45 municipios dejaran de actuar como la banda de Pancho Villa.

Pero si les ha parecido chocante este dato, el estudio de la Unión Europea golpea de nuevo allá donde más duele: en el sistema de reino de taifas en que se está convirtiendo el municipalismo de l´Horta. Como los ciudadanos no son tontos, quienes viven en áreas metropolitanas que cuentan con una autoridad reguladora del transporte u otro organismo que coordina realmente este aspecto, están mucho más satisfechos con el sistema de transporte público que quienes viven en un sistema fragmentado, además de que su lugar de vida presenta niveles significativamente más bajos de contaminación atmosférica. ¿Qué más quieren?

Pues por el mismo precio, ni una, ni dos, ni tres, sino cuatro ventajas. La Unión Europea nos dice que las áreas metropolitanas con un organismo de gobernanza centralizado son más eficientes a la hora de planificar el uso del territorio, consumiendo menos suelo. Los datos son espectaculares: un área metropolitana coordinada no solo controla mejor su crecimiento físico, sino que puede llegar incluso a reducirlo, mientras que sin organismo de gobernanza (es decir, nosotros), el consumo del suelo (de huerta, por ejemplo) mediante una expansión urbana sin control puede llegar a ser tres veces más que en el anterior caso. Así pues, una área metropolitana coordinada asegura más productividad, memos contaminación, más control de su crecimiento y más satisfacción entre sus vecinos. Señores y señoras asesoras, ¡cuéntenselo a sus jefes!

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