El Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Santo Ángel del barrio de la Raiosa ocupa parte del antiguo Parque Central de Ingenieros de la calle San Vicente Mártir, donde hace 16 años tenía que haberse construido un nuevo colegio de tres líneas. Sucesivas rehabilitaciones de los viejos pabellones militares lo han convertido en uno de los colegios de la ciudad con espacios más amplios.
Su parcela de 10.000 m2 está dominada por un gran patio central con pistas deportivas, huerto escolar y un área de juegos diferenciada para el alumnado de Infantil. Destaca también el gran almacén de intendencia del acuartelamiento, transformado en un gimnasio de 800 m2 que los expertos aconsejan conservar.
La amplitud de los pabellones militares ha permitido también habilitar un salón de actos, un espacioso comedor con cocina propia en el que comen a la vez los 270 alumnos que de media utilizan a diario este servicio, una biblioteca e incluso un aula de inglés con ordenadores. «Los amplios espacios y el muro exterior nos aislan del ruido de la calle, de forma que no parece que estemos en la ciudad», señala Vicent Pascual, director del centro.
El Santo Ángel también es „junto al Soto Mico, Jesús y Tomás de Villarroya „ uno de los cuatro colegios públicos de Valencia que 25 años después de la aprobación de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de España (Logse) aún conservan el primer ciclo de ESO debido a la falta de Institutos de Educación Secundaria (IES) públicos en el distrito de Jesús. El prometido IES nº 42 a construir en el antiguo Parque de Artillería lleva casi 20 años olvidado en un cajón, mientras que el centro de referencia de la zona, el IES Juan de Garay, está tan saturado que es el único de Valencia con doble turno de mañana y tarde.
Sin embargo, el conservar el primer ciclo de ESO, cuyo alumnado estudia en aulas prefabricadas, es algo que «suma» para el jefe de Estudios y profesor de Educación Física del colegio, Iván Pérez. «El tener a los chavales hasta los 14 años permite extender la tutorización individualizada que hacemos de los alumnos», añade.
La última adversidad contra la que lucha este colegio de dos líneas, una en valenciano y otra en castellano, es la supresión de unidades de Infantil debido a la caída de la matrícula. Este curso ha perdido el aula de Infantil tres años en castellano y el próximo se quedará sin la de cuatro años.
Para atraer más alumnado y evitar el cierre progresivo de la línea, el colegio abre sus puertas de par en par a todas las familias que quieran conocer el proyecto de escuela integradora, solidaria e innovadora que llevan adelante. Vicent Pascual destaca como principal atractivo del centro «que el profesorado es estable y está muy comprometido con la innovación, la enseñanza de calidad y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)». Una apuesta que se traduce en pizarras digitales, internet en las aulas, comunicación a través de blogs entre el profesor y sus alumnos, así como con las familias, la enseñanza de Música en inglés hasta segundo de Primaria y el trabajo por proyectos.
Un centro muy familiar
Iván Pérez añade la fuerte relación familia-escuela alcanzada. Un aspecto que corrobora Antoni Bartual, portavoz del Ampa del colegio, «es un colegio muy familiar, en el que se ha logrado la integración de alumnos de 18 nacionalidades, por lo que estoy contento de traer a mis hijos aquí». El director subraya el «buen clima de convivencia» entre los alumnos conseguido gracias a la «colaboración interniveles, en la que los escolares mayores tutorizan a los más pequeños, lo que favorece el diálogo entre iguales».
También han hecho del deporte un pilar de su proyecto educativo. Cumplen todos los requisitos para que la conselleria acepte su solicitud de ser catalogado Centre de Promoció de l'Activitat Física y l'Esport (Cepafe). «El colegio promueve en todas sus actividades la práctica deportiva, pero no buscamos competir, sino el deporte con valores: la cooperación, la integración y la coeducación», concluye Pérez.
