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Doble conmoción en el IES del caso de la meningitis

Una comunidad escolar de 450 alumnos y 40 profesores recibe en 24 horas la noticia de la muerte de una alumna y el ingreso en la UCI de otro estudiante

Doble conmoción en el IES del caso de la meningitis

A las doce del mediodía de ayer, el patio del instituto de secundaria Vicenta Ferrer Escrivà de Valencia, en el barrio de Patraix, entró en silencio total. Un silencio de profunda tristeza y lágrimas incontenibles. En tan solo veinticuatro horas, los 450 alumnos y 40 profesores y personal de administración del centro escolar despedían a una alumna de 12 años, de primero de ESO, que murió el domingo de un tumor cerebral que empezó a manifestarse en otoño, a los dos meses de iniciarse el curso, y se enteraban de que otro compañero, también de primero de ESO y de 12 años, aunque no de la misma clase que Eva, estaba ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Clínico con una meningitis grave.

Algunos de los estudiantes llevaban un lazo negro sobre el pecho en señal de duelo por la pérdida de su compañera y amiga, que fue incinerada ayer, y otras se restregaban los ojos llorosos y volvían a las aulas cogidas de la mano para trasmitirse algo de fortaleza ante la compartida pérdida.

La noticia de la aparición de un caso de meningitis llegó al instituto pasada la una del mediodía del lunes por parte de un portavoz de Salud Pública. A esa hora, los 90 alumnos de primero de ESO ya se habían marchado a casa, ya que por la tarde tenían previsto acudir al tanatorio con sus tutores para despedirse de su compañera.

Aunque la situación en el centro era difícil y angustiosa para todos, la confirmación de que uno de los estudiantes había desarrollado una enfermedad contagiosa de gravedad obligó a la dirección y al equipo de administración a localizar de forma vertiginosa a las familias de los 90 niños de primero de ESO que en los últimos días habían compartido actividades, aulas, recreo y cierta proximidad con Daniel, el niño hospitalizado. Lo que epidemiológicamente se identifica como «los contactos», que son los que pueden tener alguna posibilidad de infectarse con el meningoco.

Salud Pública trasmitió a la dirección que la situación era de extrema urgencia y que todos los padres tenían que estar a las cinco de la tarde en el salón del actos del instituto para informarles del caso de meningitis y, sobre todo, de las medidas profilácticas que había que aplicar sin dilación para evitar cualquier complicación.

La necesidad de convocar a todas las familias obligó a los responsables del centro a hacer incontables llamadas telefónicas (hasta seis y siete números de móvil por niño) hasta localizar a los padres de los menores. Pero no solo era decirles que se personaran en el centro para asistir a una reunión informativa, sino explicarles que a la conmoción que se vivía en la comunidad escolar por la muerte de una alumna, había que sumar cierta cautela e informarse de las necesarias medidas de prevención para evitar la improbable propagación de la bacteria meningoco.

Urgencia en el tratamiento

Salud Pública no aceptó que la reunión se demorara un día por la situación de luto que se vivía en el centro, y urgió a celebrarla esa misma tarde ante la urgencia de comenzar a administrar el tratamiento antibiótico de inmediato.

De hecho, el equipo de Salud Pública acudió al instituto con centenares de envases de antibiótico para distribuir entre los compañeros del alumno ingresado en la UCI que, al parecer, evoluciona favorablemente.

El medicamento se repartió también entre los profesores y el personal de administración del centro que la misma noche del lunes, igual que los alumnos, comenzaron a tomar la primera dosis para finalizar hoy, 48 horas después, que es la pauta indicada.

A diferencia de lo ocurrido en otros centros escolares cuando se comunica la existencia de un caso de meningitis, ayer en el instituto no faltaron los alumnos, ni los padres retuvieron a sus hijos en casa por miedo a la enfermedad, aunque sí había «preocupación» entre algunos familiares de niños de cursos distintos a los del alumno hospitalizado que solicitaron información.

Todos los tutores y el orientador escolar han atendido en las últimas horas a todos los niños que requerían un apoyo especial, desahogarse o comunicar sus sentimientos, emociones y pena por la ausencia de la compañera. Este desdichado suceso eclipsó la desazón que podía haber suscitado la aparición de una enfermedad históricamente alarmante.

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