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El río, un espacio singular

El río, un espacio singular

Con el buen tiempo llegan las ganas y las urgencias por todo tipo de actividades al aire libre. Más en Valencia, donde gozamos de un clima realmente óptimo para ello. Y el cauce del río Turia, dentro de la ciudad, se presta a un sinfín de posibilidades, no solo en la temporada de primavera-verano, sino durante todo el año. Somos una de las ciudades que más practica el running, lo que viene siendo salir a correr, como se ha llamado toda la vida antes de que nos invadiera, ya sin remedio, el modelo americano para con muchas cosas. También es nuestro río un lugar asiduo para los aficionados a la bicicleta o simplemente para aquellos a los que les gusta caminar o pasear animales con muchísima extensión y recorrido para ellos. Y para los niños, por supuesto.

Con los años se ha convertido en un icono de la ciudad, un espacio verde y dinámico, un oasis donde desconectar de todo y olvidarse por un momento del ruido del tráfico y de la vorágine que supone cualquier urbe. Un aprovechamiento del espacio en toda regla. Recuerdo hace muchísimos años aquel gigantesco tablero de ajedrez, con piezas de tamaño humano que desplazábamos con cuatro ruedas en su base a cada movimiento de la partida. O el Gulliver, con sus peculiares toboganes. Y los aficionados al skate, o, como lo hemos llamado siempre, monopatín.

Además de su actividad continua, justo en estas fechas que nos ocupan, y ya hasta el verano, el río ofrece ferias y actividades itinerantes más que interesantes. Suele darse el pistoletazo de salida con la Feria del Vino, que tuvo lugar hace un par de semanas, o las que están por llegar, como la de las Naciones, donde muchos países exponen gastronomía, música y estilo de vida de sus lugares de origen.

También hay cabida para lo diferente, para corrientes menos habituales. De eso trata la Feria Alternativa, con coloridos puestos vendiendo todo tipo de artículos hechos a mano y que vemos menos habitualmente. No faltan los mercadillos outlet, o lo que es lo mismo, productos fuera de temporada rebajados, así como una gran variedad de comida ecológica y recetas diferentes a las que estamos acostumbrados, sin dejar de lado la programación de talleres, conciertos y mesas redondas sobre los más diversos temas, siempre con la sostenibilidad, la ecología y el medio ambiente como nexo de unión.

A partir del mes de junio se celebra la aplaudida Filmoteca de Verano, muy interesante para todos aquellos que no solemos cambiar de enclave en esas fechas, para olvidar los calurosos días en la ciudad a través de buenas películas cuando las temperaturas nocturnas nos dan cierta tregua, y a unos precios más que asequibles, dado su carácter público.

Quién diría que en un contexto como el lecho de un río, donde antiguamente solo había problemas e

inundaciones, se haya transformado con el tiempo en un pulmón de la ciudad, un lugar imprescindible para locales y visitantes. Un sitio para desconectar y tomar fuerzas y, además, con una buena dosis de oferta cultural y de ocio que hace que los valencianos tengamos donde elegir si no es la playa o la segunda residencia nuestro destino cuando los fines de semana se vuelven agradables y el verano empieza a asomar sin compasión. Nos gusta porque es, al fin y al cabo, dentro de la ciudad, un espacio singular.

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