A las puertas del tercer aniversario de la reforma de la plaza Redonda, que en 2012 eliminó el aspecto abigarrado del histórico enclave y lo modernizó con un lavado de cara que no dejó a nadie indiferente, los vendedores de la plaza se encuentran ante una difícil decisión: mantener sus negocios tradicionales, compuestos por hilaturas o ropa de punto, entre otros productos, o adaptarse a los miles de turistas que cada día pasan por la plaza Redonda, situada en pleno corazón del centro histórico y en todas las rutas de los cruceros. Para ayudarles a atender a este nuevo público, la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico ha realizado distintos tipos de cursos de reciclaje profesional de aspectos comerciales como los escaparates, los productos de recuerdos, muy buscados por los turistas, e incluso de idiomas.

La intención de la entidad que dirige Julia Martínez se puso manos a la obra hace ya tres años para ayudar a los vendedores de la plaza Redonda. Conscientes de que la reforma le daría un nuevo aspecto a la plaza y permitiría convertirla, aún más, en un polo de atracción turística, la asociación de comerciantes del centro planteó a los vendedores la posibilidad de que se reciclaran con nuevos productos, más acorde a los nuevos clientes que pasarían por el remozado enclave. Los vendedores propusieron, por su parte, ubicar un mercado de artesanía en un solar cercano, junto a la plaza y rodeado por las calles Ercilla, Numancia, Zapatería de los Niños y Martín Mengod. La idea no prosperó.

Fue entones cuando la entidad comenzó a realizar cursos para los vendedores. «Les enseñábamos cómo poner los escaparates para resultar más atractivos, por ejemplo», explica Martínez. Los nuevos puestos instalados en la plaza permiten una aproximación mucho más visual al género. Además, les enseñaron qué productos son más apreciados por los turistas. Sin embargo, no todos los vendedores se han sabido o han querido reciclarse y aún hay muchos que venden sus tradicionales productos que, aseguran, cuentan con un público fiel.

Quejas con las luces

Cuando se cumplen „lo harán en julio„ tres años de la inauguración de la reforma de la plaza Redonda, realizada por el despacho de arquitectos Vetges Tu Mediterrània, coordinado por Tito Llopis, los vendedores se quejan de determinados problemas provocados por la luz solar. Aunque la cubierta proyectada „e instalada„ es móvil y permite tapar el sol cuando da de lleno a los puestos, algunos vendedores lamentan las molestias provocadas de manera directa por la luz solar.

La queja que más se repite, y de la que es consciente la Asociación de Vendedores del Centro Histórico „interlocutora habitual, y en buena sintonía, con el Ayuntamiento de Valencia„, es la falta de luz a determinadas horas. Si en algunos momentos del día el sol da de lleno en algunos puestos, en otras horas, sobre todo al final del día en los meses de invierno, la plaza se queda a oscuras mucho antes de que se encienda el alumbrado público, lo que a últimas horas de la tarde provoca una penumbra en la plaza que, aseguran los vendedores, afea el enclave y aleja a turistas y posibles compradores.