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Obras

La reforma de Félix Pizcueta no convence

La gran remodelación de calle acaba con la zona azul y los aparcamientos del chaflán, y da mucho más protagonismo a las aceras

La reforma de Félix Pizcueta no convence

La historia se repite en Félix Pizcueta. Al igual que otras zonas de la ciudad, la remodelación integral de la calle no ha convencido a todos los usuarios. La arteria, una de las más emblemáticas del centro, ha perdido al zona de estacionamiento de la ORA, que muchos trabajadores de los comercios usaban a diario, así como los aparcamiento del chaflán con Cirilo Amorós. Sin embargo, las aceras se han convertido ahora en las grandes protagonistas, con un tamaño muy superior al que tenían para satisfacción de los peatones. No obstante, muchos vecinos consideran que el material empleado es de baja calidad y que pronto dará un aspecto sucio a la calle. Félix Pizcueta también ha ganado arbolado y en apariencia está más despejada. Pero entre los usuarios existe el temor de que ahora se formen más atascos, ya que por donde antes pasaban dos coches, ahora lo hará solo uno.

El viernes pasado Félix Pizcueta volvió a entrar en servicio „coincidiendo con el inicio de la campaña electoral„, aunque hacía un par de semanas que ya estaba totalmente acabada la obra. «La verdad es que no entiendo porque han tardado tanto en abrirla. He oído que era para que se asentara la zona de adoquines del chaflán con Cirilo Amorós, pero me parece una explicación peregrina», asegura Luis, al que le pillamos cruzando la calle.

Miguel Soriano lleva 15 años trabajando como portero en uno de los edificios de Félix Pizcueta y se muestra muy crítico con la obra que se ha realizado. «Antes barría la calle, la fregabas y se quedaba perfecta. Ahora la han dejado fatal porque no se puede pasar el mocho, ya que la superficie es rugosa. Quienes trabajaron aquí me dijeron que el material empleado „granito gris„ es el más barato del mercado y de muy mala calidad. No tienes más que ver que después de tres días de uso, ya está lleno de manchas. Tiran un chicle y no hay manera de quitarlo; se derrama algún líquido y se queda la mancha. Además las juntas están súper mal acabadas. Seguro que se llena de hormigueros junto a los edificios. A mí me parece una chapuza», asegura cargado de argumentos.

La mayoría de los vecinos de la calle tienen garaje propio, pero clientes y trabajadores de los comercios han visto cómo se ha reducido drásticamente el número de estacionamientos. «Quedan los que han hecho para motos, los de carga y descarga y ya está. Alguien ha hecho esto por negocio, para beneficiar a los grandes empresarios que cuentan con aparcamientos de pago en esta zona. No le encuentro otra explicación», se queja de nuevo Miguel. A Rosa, madre del barrio, también le da la sensación de que el cambio ha sido muy radical. «¿Por qué se han dejado solo estacionamientos para motos y de carga y descarga? Si compras algo ni siquiera puedes pararte a meterlo en el coche», argumenta. Cruz, una empleada de Ciberia, un negocio que lleva poco tiempo en la calle, también cree que la falta de aparcamiento «provocará que muchos coches se suban a las aceras. Antes había dos carriles y mucho me temo que ahora se van a armar buenos pitotes por la tarde», añade.

Sin embargo, la reforma también ha satisfecho a muchas personas. Cruz cree que el nuevo aspecto «ahora es como mucho más moderno, más como una calle de nuestro tiempo», mientras que Paco, otro de los vecinos del barrio de avanzada edad, aplaude que por fin «podré caminar por la calle sin tropezar con la gente porque ahora las aceras son bastante anchas». «Otra cosa que me gusta „añade„ es que ahora tenemos arbolado, algo que antes no teníamos y le daba un aspecto triste a la calle». La nueva anchura de las aceras ha permitido plantar el arbolado en alcorques grandes, lo que a buen seguro repercutirá en un rápido crecimiento.

En los comercios la opinión difiere. Los dedicados a la restauración aprueba en su mayoría la reforma, pero el resto de tiendas cree temen que la calle ahora pierda la vitalidad que mostraba antes de la reforma.

La configuración de calle ha quedado algo extraña, ya que se accede desde la calle Colón por una especie de curva que se ha creado para beneficiar el radio de curva de los autobuses, mientras que luego se configura en un estrecho carril y acaba en su encuentro con Marqués del Turia con un tramo con dos carriles, uno de ellos para la parada del transporte urbano.

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