Imagínese el lector que se encuentra en la siguiente situación, nada fantasiosa. Tras un viaje con la familia, la pareja o un grupo de amigos, se encuentra en el brete de tener que ordenar cientos de fotografías de hasta el más nimio detalle. Tampoco es cuestión de subirlas todas a Facebook. Así que donde antes entraban las diapositivas „con imágenes seleccionadas o no„, el siglo XXI ha devuelto a primer plano el «scrapbook», una técnica que ya existía en el siglo XVIII y que consiste en elaborar álbumes de recuerdos con las fotografías, recortes de periódico, entradas, billetes... de un viaje en cuestión. Valencia tiene una tienda dedicada enteramente a esta técnica. Es Pequeñus, situada en la calle Lorca.
Su dueña, Maite, ha convertido su afición en su trabajo. Apasionada como era del «scrapbook», decidió en 2006 „a puertas de la crisis„ armarse de valor y montar Pequeñus. En ella el cliente o el mismo curioso podrá encontrar todo tipo de utensilios para convertir los recuerdos fotográficos de un viaje o de toda una vida en un álbum completo. Son viajes que se tocan. «La mitad es la fotografía y la otra mitad, lo que cuentas», explica Maite. Se trata, por tanto, de contar historias y de hacerlo de manera que el lector pueda acercarse lo más posible, en un golpe de vista, al viaje de sus amigos o familiares.
La clave está en sumar, a las instantáneas tan fáciles de conseguir hoy en día con cámaras digitales o de los mismos teléfonos móviles, cualquier recuerdo físico del viaje. «Bolsas, envoltorios de regalos, cuentas de restaurantes, entradas, billetes de avión o de tren... todo vale para contar una historia», comenta la dueña de Pequeñus.
Pero como el «scrapbook» es una afición que requiere cierta preparación, en la tienda de la calle Lorca también se organizan cursos de iniciación al «hobby», para que los interesados puedan aprender en qué consiste y cómo se elabora un buen «scrapbook» „literalmente, libro de recortes„.
Aunque compiten con las redes sociales „Maite cree que ambas maneras de guardar recuerdos son compatibles„, lo cierto es que desde que la tienda abrió sus puertas en 2006 Pequeñus ha conseguido capear con relativa tranquilidad la crisis. El auge del «do it yourself» „«hazlo tú mismo» en inglés, más conocido por «DIY»„ ha propiciado que sean muchos los que se acerquen al «scrapbook». Con todo, reconoce Maite que la mayoría de sus clientes son mujeres, ya que los hombres tienen que superar una «incomprensible» barrera: la vergüenza. Además, muchos niños acuden a sus cursos: «Los padres están encantados al verles lejos de las pantallas un rato».
