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L'ullal

¿De qué está hecho el tiempo que pasa?

¿De qué está hecho el tiempo que pasa?

Es domingo pero hoy toca madrugar para estar en el colegio electoral a las ofcho, en cuanto se constituye la mesa tiene que presentar la credencial de interventora . En esa aula pasarán muchas horas hasta que bien entrada la noche todas las cuentas cuadren y los tres sobres estén perfectamente sellados y firmados en la solapa. La jornada electoral no se entiende sin los colegios abiertos en domingo, sin las mesas repletas de papeletas, las cabinas para quienes prefieren elegir su voto más discretamente, sin las urnas, los presidentes, los vocales, y también los interventores y apoderados. Ella lo sabe bien, ha sido interventora como muchos otros militantes en todas las elecciones celebradas desde las Generales de 1982, hace ya 33 años.

El pasado domingo prometía ser diferente, era previsible que el mapa político por fin cambiara, al menos eso señalaban casi todas las encuestas. A lo largo de tantas jornadas electorales había vivido de todo, sorpresas, ilusiones y bastantes decepciones, intentaba recordar cuántas veces había tenido que dar la enhorabuena a las interventoras del partido Popular, ya las conocía a todas y a pesar de las lógicas discrepancias políticas entre ellas , tenían una cordial relación . Es lo que tiene pasar tantas horas alrededor de una urna, sentadas en sillitas de niños de seis o siete años, compartiendo confidencias en los ratos en que la afluencia de votantes es menor. Al final todas los vecinos se conocen, ¿ Te ha vuelto a tocar? Que os sea leve... son las frases más repetidas. Esta vez el presidente y las vocales eran jóvenes con poco más de viente años, les había cogido en plenos exámenes así que tendrían que recuperar el día de estudio perdido.

De regreso a casa, después de haber pasado dieciséis horas en el colegio, recordaba cuando en el 91 entró por primera vez en el Ayuntamiento como concejal, formaba parte de la lista del Partido Socialista, la más votada por la ciudadanía, pero un acuerdo entre el PP y UV les impidió gobernar. Han pasado veinticuatro años, mucho tiempo sin duda, otro acuerdo entre las fuerzas progresistas hará posible por fin un nuevo tiempo en Valencia con Joan Ribó como alcalde. Su hija que nació poco antes de que llegara el PP al Ayuntamiento está muy emocionada, ha visto cambiar tres veces de Papa y dos veces al Rey, pero Rita Barberá seguía como alcaldesa desde que tiene uso de razón. Se alegraba mucho por la protección de la huerta de Valencia en peligro y por El Cabanyal, dos asuntos importantes para la juventud progresista de la ciudad. Con la cara desencajada por el cansancio y la derrota, ésta vez fue ella la que le dio ánimos a la interventora del PP, la misma a quien tantas veces había dado la enhorabuena, ella le juró que no volvía más a ser interventora, que ya era mayor para tanto esfuerzo, pero seguro que en noviembre volverían a coincidir. Se acostó cansada pero muy feliz, llevaba mucho tiempo deseando poder ver éste día, era tanto lo vivido... le vino a la cabeza Maylis de Kerangal y su emocionante novela Reparar a los vivos, ¿de qué está hecho el tiempo que pasa?.

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