Cuidan el patrimonio acumulado durante siglos de historia porque «es el legado que dejaremos a nuestros hijos para que continúen la tradición», pero les falta dinero para restaurarlo y mantenerlo en perfectas condiciones. Y es que la fiesta conocida como «Els xiquets del carrer de Sant Vicent» busca socios desde hace años ya que la fiesta continúa gracias al esfuerzo de los vicentinos de pro que mueven Roma con Santiago para que la fiesta se celebre por las principales calles del centro. Y ayer, el día grande de la fiesta, fue claro ejemplo de ello.

De hecho, la fiesta «dels xiquets de Sant Vicent» celebró ayer su tradicional procesión tras un intenso fin de semana donde destacó el bautizo del niño Adrián Vicent en el Pouet y la cabalgata donde la asociación saca sus «carritos» a la calle para repartir dulces y sorprender a más de un turista. Ahora bien, todas las miradas se centran en la procesión que este año contó con una Senyera recién restaurada, con los inconfundibles «cabezudos»... pero sin «gigantes». Este es el segundo año que el rey y la reina, „los gigantes que representan a Jaume I y Na Violant„ se quedan guardados en la sede de la entidad ya que «son muy antiguos y están deteriorados».

Por ello, entre los principales objetivos de la asociación figura la restauración de los dos gigantes por un precio de unos 2.500 euros. Urge encontrar la correspondiente financiación, y si es con la incorporación de nuevos socios, mejor que mejor. «La Senyera está restaurada porque lo pagó uno de nuestros socios (Vicente Gil), pero, de momento, no tenemos dinero para financiar la restauración de los gigantes. Es una pena porque en la procesión solo desfilan los cabezudos que están realizados a imagen y semejanza de otros tres socios de la entidad que ya han fallecido: Eugenio Soler, Antonio Mares y Fernando Zarzoso. Pero, claro, los gigantes son muy llamativos y este es el segundo año que no los hemos podido sacar en la procesión. Es una lástima, pero seguiremos trabajando para encontrar los fondos necesarios y rehabilitarlos», aseguró ayer el presidente de la entidad, José Raimundo Crespo.

Concierto de música clásica

La tradicional procesión se celebra de forma ininterrumpida desde 1625, cuando Sant Vicent Ferrer encargó a la cofradía de Beguines que se hiciera cargo de los niños huérfanos, sin familia y sin recursos, que vagabundeaban por las calles de la ciudad. Así nació el Colegio niños huérfanos de San Vicente que, para conseguir recursos, organizaba una procesión la víspera de la fiesta del santo en la que participaban los alumnos del centro educativo vestidos con hábitos de dominico.

Esta tradición aún se mantiene, aunque la procesión ha ganado en vistosidad con la participación de las fallas del barrio, de las bandas de música, de los niños y niñas vestidos de comunión y de aquellos que representan a los propios huérfanos que recogió el santo valenciano más internacional. Los gigantes y cabezudos dan el toque lúdico aunque, ayer, los gigantes volvieron a faltar a la cita.

Esta tarde, los actos vicentinos concluyen con un concierto de música clásica, a las 22,30 horas,en la calle San Vicente.