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Gestión de plagas

Las gaviotas llegan a las azoteas

«Pueden llegar a ser agresivas porque son muy territoriales», explica el gerente de la empresa que gestiona las plagas en la ciudad - Los expertos advierten de que ahora es cuando más violentas son estas aves porque es época de cría

Las gaviotas llegan a las azoteas

Aún no son una plaga, pero podrían convertirse pronto en una si no se actúa. Las gaviotas comienzan, lenta pero inexorablemente, a conquistar las azoteas de la ciudad. Son especialmente ruidosas, notorias y peligrosas en estas fechas, cuando ponen los huevos. Aunque normalmente lo hacen en acantilados y espigones, en Valencia están comenzando a desplazarse hacia los grandes edificios del centro de la ciudad, en cuyas azoteas, normalmente desiertas, encuentran un entorno sin depredadores.

Noé García es el gerente de la empresa Lokímica que gestiona las plagas de la ciudad en colaboración con el ayuntamiento. Asegura que aunque de momento no actúan con las poblaciones de gaviotas patiamarilla „Larus michahellis„, sí han detectado en ciudades como Alicante o Barcelona esta tendencia que todo parece indicar que se está reproduciendo en Valencia.

Ante la falta de espacios naturales escarpados y de difícil acceso donde preparar sus nidos en los que a finales de mayo y hasta entrado junio ponen entre uno y dos huevos, las gaviotas se alejan del mar donde obtienen su alimento -peces, pájaros pequeños, insectos y algunas plantas- y buscan puntos en las ciudades. «Las azoteas son perfectas: no hay depredadores, nadie se acerca... además si están cerca de un parque o de un vertedero son aún mejores porque de ahí obtienen su alimento», explica García, que incide en la «peligrosidad» de las gaviotas.

No son aves rapaces, ni águilas no halcones, pero se trata de animales relativamente grandes, con una envergadura de entre 120 y 140 centímetros, un tamaño de hasta 60 centímetros y un pico capaz de abrir pequeños mariscos. «No son peligrosas, pero sí muy territoriales», advierte García. Si una persona se acerca a un nido con huevos o polluelos, las gaviotas, que cuidan el nido en parejas, «efectuarán vuelos rasantes cerca de él para intentar ahuyentar al depredador». En esos «ataques» pueden llegar a causar pequeñas heridas, por lo que García recomienda que, si se encuentra un nido de gaviotas, se avise cuanto antes a la Policía Local para que se acerquen técnicos especializados en la retirada o neutralización de estos nidos.

«Tienes que destruirlos para que las gaviotas detecten que hay un depredador cerca», comenta García. «En las ciudades costeras la gaviota está colonizándolas y hay que establecer programas de control de nidificación para destruir el nido varias veces y que la gaviota identifique que no es una zona adecuada para nidificar», explica el gerente de Lokímica. También se usan drones con forma de rapaces para intentar espantarlas, pero cuando las gaviotas están en época de nidificación pueden llegar incluso a destrozar esas máquinas.

García calcula que en Valencia «todavía» no son una plaga. «Puede llegar a haber tres parejas por edificio, hasta 10 según las barriadas», explica.

Problemas en otras ciudades

La situación es más complicada en otras ciudades como Vigo o Alicante. Precisamente en Alicante cada vez más ejemplares anidan en los tejados de zonas urbanas, donde se comen a las palomas. A finales de mayo, en la plaza de los Luceros, varios vecinos observaron cómo una gaviota cazaba una paloma a plena luz del día. En Tabarca se producen a menudo quejas de turistas porque les atacan las gaviotas, y también ha ocurrido en el Castillo de Santa Bárbara, donde los visitantes se asustan de su agresividad. Los operarios detectaron más de medio centenar de nidos entre las murallas y el monte, y en el recinto tienen preparadas señales para colocarlas advirtiendo del peligro a los visitantes cuando se producen ataques con picaduras.

En Vigo, por su parte, los hosteleros han alertado de un aumento de la agresividad de las gaviotas en las terrazas. «Están muy hambrientas y han perdido el miedo; se lanzan a la mínima y nos destrozan las vajillas», coinciden. «Nada las espanta; ni búhos de madera, ni ultrasonidos ni los CD», que se suelen colocar para que los reflejos del sol las espanten, explican los hosteleros de Vigo. Los expertos recomiendan proteger la comida en las terrazas del centro de la ciudad, donde más presentes están las gaviotas, para que los animales no se lancen contra los platos empujadas por el hambre y la necesidad de alimentar a sus polluelos.

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