Los promotores del primer club de playa de Valencia, bautizado como «Marina Beach Club», han solicitado una reunión al nuevo concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, para intentar desbloquear las obras del recinto paralizadas por la falta de tres de los doce informes requeridos. La paralización «preventiva» de las obras por parte del nuevo ayuntamiento ha impedido a los promotores de este espacio, donde habrá un solarium con acceso directo al mar, piscina con vistas a la Malva-rosa, quioscos y un restaurante ha impedido la apertura en junio, como tenían previsto para aprovechar el tirón del verano.

Los promotores (Recaba Inversiones) aseguran que ninguno de los informes pendientes afecta a cuestiones claves del proyecto. «Se trata de ajustes menores», aseguran los promotores, sin embargo, el ayuntamiento sigue sin dar el visto bueno definitivo al proyecto y la licencia de obras.

El recinto empezó a construirse con una licencia de movimiento de tierras en espera del visto bueno de todos los servicios y administraciones implicados. El principal escollo parece ser el informe acústico del servicio Técnico y el ajuste de las emisiones del nuevo recinto a la ordenanza municipal.

El club de playa, uno de los elementos principales del plan de usos de la marina, fue adjudicado a Recaba Inversiones en mayo de 2014. Los permisos para la construcción del club de playa empezaron a tramitarse en septiembre de ese mismo año y las obras arrancaron, con una licencia para movimiento de tierras, cimentación y forjados, a primeros de año. La previsión inicial del promotor, que asegura que el coste de la obra se ha ido finalmente hasta tres millones de euros, era abrir en primavera de este año, sin embargo, las cautelas y el nivel de exigencia aplicado por el ayuntamiento y el resto de administraciones implicadas en la gestión de la marina real Juan Carlos I están alargando los plazos.

Además de los servicios municiales de Playas, Ciclo del Agua, Urbanismo, Planeamiento, Técnico y Patrimonio, el club de playa también ha tenido que pasar el filtro de Costas y el de la Autoridad Portuaria de Valencia. Hay que recordar que este recinto se encuentra a caballo entre la playa de las Arenas y la Marina Real Juan Carlos I, cuya gestión depende de tres administraciones (local, autonómica y estatal) y también de la APV.

La puesta en marcha del club de playa supondrá unos ingresos anuales de 300.000 euros, en concepto de canon o alquiler, para el Consorcio Valencia 2007, que arrastra una deuda de 400 millones de euros. Además, las administraciones ingresarán el 6% de la facturación del negocio. Una cantidad que de momento no están percibiendo, recuerdan los promotores del club de playa.

En relación a la preocupación que han manifestado en las últimas semana colectivos vecinales como la plataforma «El litoral per al poble», donde se aglutinan entre otras las asociaciones de los barrios del frente marítimo, por el impacto sobre las playas de este recinto. Los promotores aseguran que en las obras se ha tenido especial cuidado en cuidar el entorno. El proyecta busca integrarse con el entorno, afirman, y los porcentajes de edificabilidad, volumetría y alturas se han quedado por debajo de lo permitido por el proyecto. Sobre plano se permitía la ocupación de 2.297 metros cuadrados y se ocupará solo una cuarta parte. El proyecto permitía dos alturas y el edificio circular construido solo tiene una.