«Son personas con una reconocida trayectoria fallera y ahora sólo pedimos que se nos deje trabajar. Hay mucho por hacer y muchos proyectos para mejorar lo ya existente». Pere Fuset escenificó un estreno atípico al frente del gobierno de las fallas. Sólo tiene la cúpula y ahora faltan completar el edificio. Por esto, ayer comparecieron ante los miembros de la Junta Central Fallera para presentarse y asegurar „desde el primer al ultimo minuto de su alocución, en valenciano„ que «cuento con todos» en un deseo de que la revolución de cargos sólo alcance a sus hombres de confianza.

Pocos cambios de delegados

De hecho, ayer mismo empezaron las reuniones en las delegaciones y la principal premisa que iban transmitiendo era el deseo de mantener prácticamente a todos los deleegados que había en la pasada legislatura.

Después hubo una corta comparecencia. Lógicamente, no había ninguna sorpresa por desvelar: los directivos son los que habían trascendido en los días previos. Posiblemente a Fuset le sorprendiera la facilidad con que se conocieron los nombres, pero no es nada nuevo en la historia de los equipos directivos, que se conocían con antelación a base de indiscreciones.

Dentro de este contraestilo todavía falta un último trámite: la celebración del pleno de constitución, en el que quedarán conformados todos los equipos de trabajo. Las vicepresidencias han modificado áreas de trabajo respecto a la anterior legislatura, pero lo que no cambia es la nomenclatura de las delegaciones, que modificó en su día Félix Crespo.

Uno de los grandes dilemas va a ser qué pasa con la anterior directiva, la que ha sufrido la «purga», puesto que todos, salvo Miguel Galán y José Luis Vaello, siguen siendo miembros de pleno derecho del máximo organismo fallero. Y, al contrario de lo que sucede en las comisiones, donde un fallero puede ser hoy presidente, mañana vocal, al otro vicepresidente y al siguiente volver a ocupar la presidencia, en la Junta Central Fallera es mucho más difícil bajar escalones. Y ahí hay cuatro personas con las que hablar para buscarles un reasentamiento de alguna forma digno, so pena de acabar en la delegación de «escalera», esa en la que había estado el nuevo secretario general durante el pasado ejercicio.

Una digna despedida

Ayer, ninguno de los antiguos mandatarios estuvo presente en la reunión, pero todos ellos tuvieron a través de sus redes sociales unas expresiones casi calcadas de digna retirada. Por ejemplo, José Boix mostró «mi más sincera y cordial enhorabuena a la nueva junta directiva de Junta Central Fallera. Les deseo el mayor de los éxitos en esta nueva andadura. Los conozco a casi todos y sé a ciencia cierta que pondrán todo su empeño para que así sea en beneficio de la fiesta fallera».

Como relevar totalmente a una directiva nunca había pasado en democracia, Pere Fuset insistió en el carácter fallero de sus hombres de confianza „de hecho, todos tienen una trayectoria en la fiesta, por número de años, bastante mayor que la suya„. Y así, José Martínez Torno, el nuevo secretaro general, y la vicepresidenta primera Montse Catalá, con miembros de la JCF desde 2008, José Manuel Acosta y Merche de la Guía son ex presidentes de Agrupación (una figura que se repite respecto a anteriores directivas) y José Luis Torres es el más mayor de edad (62 años), pero el más joven en la sede de Monteolivete (desde 2011). De alguna forma, ese currículum fallero y esa ausencia de componente político en algunos de los nombramientos es lo que se ha vendido como uno de los mayores éxitos, más allá de que no deje de ser el mínimo exigible.

No contesta al PSPV

De la polémica suscitada con sus socios de gobierno, Fuset demostró su capacidad para torear el tema no dándose por enterado. El PSPV mostró su desacuerdo por el hecho de no haber tenido arte ni parte en la elaboración del equipo (no es lo mismo una coalición «transversal» que un partido con mayoría absoluta), pero el concejal nacionalista prefirió no abrir un debate sangrante. «A mi no me han dicho nada en ese sentido. No puedo contestar por lo que salga en la prensa si no me llega personalmente una queja».