Cuando en Noviembre de 1983, el entonces Arzobispo de Valencia Miguel Roca Cabanellas sitúa a Gaspar Navarro Fortuño al frente de la histórica parroquia de los Santos Juanes, su designación lleva implícita una doble misión: compaginar su ministerio apostólico y asumir las tareas de reconstrucción de un templo devastado por los graves disturbios de julio de 1936. Se trataba de un complejo trabajo que requería en primer lugar del pleno convencimiento en los objetivos asumidos y posteriormente de una decidida y entusiasta actuación. La actividad desplegada desde entonces ha resultado admirable, no solamente abriendo a la sociedad valenciana un templo que parecía oscuro y triste, a la vez que desconocido, sino también solicitando el apoyo entre sus feligreses, personas influyentes y por supuesto de la administración valenciana.

En sus despachos ya se conocía la figura de Gaspar debido a su perseverancia e ilusión en un proyecto a largo plazo. Este celo desplegado debe entenderse desde el descubrimiento personal de la dilatada historia que envuelve a este templo, además del magnífico referente que representa la plenitud del barroco de la Contrarreforma en España. En este sentido, el conjunto histórico-artístico de la iglesia de los Santos Juanes de Valencia constituye un digno aspirante al reconocimiento por la Unesco de Patrimonio de la Humanidad dados los valores que encierra. Quizá a Gaspar le sucedió igual que a mí, y como a tantos entusiastas de la historia del arte.

Precisamente la escenografía barroca perseguía el impacto desde su visualización a través de recargados estucos, mármoles, retablos y pinturas con el fin de que el espectador se sintiera transportado al mundo celestial aspirado hacia las alturas por esos cielos rodeados de la gloria de ángeles y santos que el cordobés Antonio Palomino logró magistralmente en la bóveda de los Santos Juanes. Confieso que cuando penetré en su interior por primera vez, sentí una mezcla de desconcierto, admiración y nostalgia de una opulencia que se mostraba ante mis ojos decadente y deteriorada. Es posible que desde un principio, Gaspar, se sintiera atrapado por esas mismas sensaciones intentando reconstruir en la mente aquella imagen perdida de su pasado esplendor. Algo que nos ocurre a todos los que hemos buceado en la historia de este hermoso edificio.

Recorrido biográfico

Desde estas páginas quisiera hacer patente mi agradecimiento a Gaspar Navarro por su invitación, que traslado al lector, a la presentación de su último libro que tuvo lugar ayer miércoles en el Salón Gótico del Arzobispado de Valencia. El acto estuvo introducido por el Obispo Auxiliar Esteban Escudero y presidido por el Cardenal Arzobispo de Valencia Antonio Cañizares. En su conversación, Gaspar me traslada de manera entusiasta el contenido de este libro que encierra un recorrido por sus veintidós largos años de cura párroco de la también conocida iglesia de San Juan del Mercado. Sus primeros pasos como sacerdote, recuerdos familiares, su labor pastoral y una valiosa cronología de su actividad al frente de la Real Parroquia, destacando el impulso de la tarea de reconstrucción y la dilatada bibliografía que ello ha generado. Pocos edificios en Valencia cuentan con tan extensas crónicas, ficciones literarias y estudios en los que una parte de la memoria histórica de la ciudad aparece tan nítidamente reflejada.

Avanzadas técnicas

El pasado día 24 de junio, festividad de San Juan Bautista, tuve la ocasión de admirar el gran trabajo, ayudado de avanzadas técnicas, llevado a cabo por el equipo de la Universidad Politécnica de Valencia. Puede ya contemplarse un tramo situado a los pies de la nave recuperado desde su lamentable estado de conservación. Ahora se trabaja en la parte central de la bóveda y concluirán con la bóveda del ábside. El total restablecimiento de los frescos de Palomino, amigo y colaborador del gran pintor italiano Lucas Jordán, nos permitirán admirar el magnífico y razonado programa iconográfico del pintor cordobés, una extensión al fresco superior a la Capilla Sixtina del Vaticano.

Ejemplo de poética artística

La conclusión de los trabajos ahora en marcha, así como otros pendientes especialmente en el presbiterio, permitirán apreciar de nuevo, como expresan Santiago Sebastián y Mª Reyes Zarranz en su trabajo Historia y mensaje del Templo de los Santos Juanes (1989), «uno de los ejemplos más brillantes de la poética artística de una época que tuvo gran arraigo en tierras valencianas». La impresión de sorpresa y sobrecogimiento ante tan admirable obra, cumplirá sobradamente los criterios que buscaba el barroco entre sus espectadores, sin olvidar que su recuperación ha venido ligada de su gran valedor Gaspar Navarro. Mi más cordial enhorabuena.