Ernesto Gómez Andújar (Valencia, 1971) es policía local desde hace trece años y ha tenido la «valentía» de descubrir su condición de homosexual, una combinación que al menos en esta ciudad no ha tenido la normalización que se le ha dado en otros sitios y en otros gremios. Según dice, el colectivo ha sido completamente silenciado y eso se ve claramente en el hecho de que la asociación que él preside, Gaylespol, apenas tenga cinco miembros. «Hay mucho cinismo», asegura Ernesto, un funcionario convencido de que los actos del Día del Orgullo Gay en el Ayuntamiento de Valencia, de los que fue parte activa y visible, pueden empezar a cambiar las cosas.
¿Había participado antes en el Día del Orgullo Gay?
Bueno, había participado a nivel particular, si. Y como policía uniformado es la primera vez que lo hacía en el ayuntamiento.
¿Qué cambia? ¿Qué sintió ese día?
El hecho de ir uniformado suponía un reconocimiento social. En otros ayuntamientos del Estado han sido mucho más progresistas y los compañeros tienen visibilidad desde hace años.
¿Su protagonismo en esos actos fue una cosa premeditada?
Fue una invitación de parte del ayuntamiento a Gaylespol y Gaylespol quería seguir luchando por las libertades. En los últimos años ha habido un cinismo radical.
¿Falta mucho recorrido en la Policía Local de Valencia para normalizar esa situación?
Queda bastante. El machismo y la homofobia están muy presentes. Valencia, que es una ciudad muy grande, debería tener esto más superado, pero está costando. Es sorprendente. Estamos ante una actitud carca y tradicionalista que va más allá de ideologías.
¿Puede citar casos concretos?
Todavía estamos esperando, por ejemplo, una respuesta de por qué no hemos podido participar con uniforme en unas jornadas en la Universidad de Valencia.
¿En el trabajo diario tienen ustedes problemas?
Con mis compañeros de base yo siempre he tenido el respeto de todos. Me conocen hace años, he trabajado en otras unidades y me han tratado como uno más.
¿Es entonces un problema de mandos?
Claro. Cuando se celebraron esas jornadas nos dijeron que estaban al margen del ayuntamiento de Valencia y eso no es cierto. Tienen que explicar por qué crean situaciones tensas que nos recordaban épocas clandestinas.
¿Algún compañero suyo se ha sentido estigmatizado, discriminado?
Si llamamos estigmatización a determinados comentarios, pues sí. Expresiones como «salir del armario» o «perder aceite» para mí son algo más que machismo, son el germen del delito del odio contra el homosexual.
Gaylespol nace en Cataluña. ¿Cuánto tiempo lleva aquí y cuántos afiliados tiene?
Estamos funcionando desde hace tres años y estamos luchando para salir adelante. Ahora somos cinco socios aquí y 105 en toda España. Imagínate.
¿Y eso por qué es?
Los representantes políticos tienen una visión fundamentalista en este sentido y pasa esto.
¿Hay miedo en la Policía Local?
Sí, sí, sí. Sí que lo hay.
¿Y esos gestos que hemos vivido en los últimos días, que usted salga a colocar la bandera arco iris, han cambiado algo?
He recibido bastantes felicitaciones por parte de los compañeros, pero por parte de los responsables... Hasta que se ponga en marcha la Concejalía de Igualdad y la Concejalía de Seguridad Ciudadana nada.
¿Pueden ahora cambiar las cosas?
Tenemos que hacer que en los planes de formación para policías se trabaje este asunto como se trabaja la violencia de género y otras cosas. Aquí todavía está muy presente la Brigada 26, que era la que se encargaba de los vagos y maleantes, y eso sigue siendo una losa.
