Los concejales de Movilidad, Giuseppe Grezzi, y de Protección Ciudadana, Sandra Gómez, anunciaron ayer un incremento de los controles de velocidad para tratar de disminuir el elevado número de accidentes de tráfico que se producen en Valencia. También se hará un mayor uso de las cámaras que vigilan los semáforos en rojo. No obstante, los representantes del nuevo equipo de gobierno aseguran que no se trata de una medida recaudatoria, prueba de lo cual es que todos los días se publicará en las redes sociales y en la web del ayuntamiento el lugar donde se instalarán los radares.

Según el anuario estadístico de la ciudad, en el año 2013, último del que se tienen cifras oficiales, hubo 7.612 accidentes de tráfico con 18 muertos, 671 heridos graves y 3.080 heridos leves. La mayor parte de los accidentes se produjo por colisiones (5.819), atropellos (446) o salidas de vía (385) y en gran parte de éstos el exceso de velocidad fue el origen de todo.

A eso se han sumado casos recientes como el de la moto que arrolló una terraza en Benicalap y acabó con la vida de una persona, accidente que se produjo cuando la moto circulaba a 103 kilómetros por hora y que ha sido el detonante de todo.

Más coordinación

Una de las medidas que se pondrá en marcha, según explicó ayer Giuseppe Grezzi, es la creación de una comisión que coordine la Sala de Control de Tráfico con la Policía Local, una coordinación que a día de hoy es insuficiente. Esta mesa de trabajo recopilará datos, estudiará la situación vial de la ciudad y tomará medidas para llegar al objetivo del nuevo equipo de Gobierno, que es «cero accidentes mortales».

Por su parte, Sandra Gómez constató que el principal problema de los accidentes es el exceso de velocidad y anunció que la segunda medida será aumentar los controles con radar. En la actualidad Valencia dispone de tres radares móviles, cedidos por la Dirección General de Tráfico, con los que se realizan frecuentes campañas y controles de velocidad, pero a partir de ahora esos controles serán diarios y más intensos.

La concejala no quiere, sin embargo, que esto se entienda como una medida recaudatoria, prueba de lo cual es que la ubicación de esos aparatos se publicará todos los días en las redes sociales y en las páginas webs municipales. «Se trata de prevenir, no de recaudar», insistió Sandra Gómez, quien dijo incluso que si hacen falta más radares se incluirá una partida al respecto en los próximos presupuestos municipales.

Una tercera medida será la reordenación semafórica en aquellos puntos que la nueva mesa de trabajo considere oportuno y una mayor intervención de las cámaras que fotografían a los coches que se pasan un semáforo en rojo. En Valencia hay tres de estos dispositivos, uno fijo situado en la Avenida del Cid, frente a la central de la Policía Local, y dos móviles que se moverán por toda la ciudad para controlar los cruces más conflictivos.

Tanto en el caso de los radares como en los semáforos, los puntos más sensible serán las grandes vías de comunicación, las entradas a la ciudad, las rondas y también calles especialmente afectada en los últimos años, como por ejemplo Blasco Ibáñez.

Gobierno «pro vida»

Por lo demás, desde las concejalías de Movilidad y Protección Ciudadana se piensa en otras medidas que necesitan más tiempo de aplicación y que deben completar la política de un gobierno «pro vida», dijo Grezzi.

Entre esas medidas podría estar un cambio de diseño de la propia ciudad para reducir el número de avenidas que se prestan a las altas velocidades; la elaboración de campañas publicitarias que se completarán con las ya habituales charlas en los colegios; la ampliación de las calles 30, que ya son muy habituales en el centro de la ciudad; o la potenciación de la semana de la movilidad, que se celebra a finales de septiembre.