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Intervenciones en edificios históricos

Adiós al Ideal Room

La falta de un catálogo serio de edificios para proteger ha "borrado" escenarios míticos como el de la calle de la Pau

Los bombardeos durante la guerra civil causaron daños en la fachada.

En Valencia capital de la desmemoria, somos esta semana un poco más pobres y hemos quedado desprovistos de un referente histórico, a la vez cultural y político. Hasta hace bien poco quedaban los ventanales „ la fachada externa„ y parte de la rica decoración interior de un local que marcó época, el Ideal Room, según me indicaba Juan Gil-Albert. Era un espacio poblado por la memoria, donde era normal ver asomarse sombras que nos sobrepasan en dimensiones y significados, ligadas de un modo u otro a acontecimientos que desgarraron España para siempre.

La suerte de este local de Pau, 19, es un avatar marcado por acontecimientos de rico contenido. Al abrir tenía mucho de los años veinte, sofisticado, con toldos de rayas, con maceteros y plantas, con mesas en la acera también, con columnas neoclásicas impostadas, con capiteles dorados y lámparas un poco palaciegas, y un tortuoso sótano (que comparte con otro negocio actual, Rivera), como compartían decoración alojamiento en una finca levantada para los Trenor por el gran arquitecto Andreu (había reformado la primera casa en Trinquet de Cavallers), y levantada entre la calle del Pollastre(Pollo, en realidad el Call, nada de gallo) y Medines y la entonces nueva, de la Pau y enfrente tenía el Agricultura, el casino «dels senyorets». Muy cerca abrió el hotel más caro y moderno, que se convirtió en Casa de la Cultura durante los años de guerra, y quedó para siempre ligado a la memoria de los acontecimientos y las personalidades de proyección internacional, que lo tenían a mano (en la misma acera, otro café, El siglo de oro, donde había la tertulia literaria de Pla i Beltran y no tan lejos, en la calle d´Obiols, el hotel Roma, luego Inglés).

Si no hubieran tenido que ir a recoger los visados para ir a Madrid que entregaba Constancia de la Mora (casada con Hidalgo de Cisneros), muchos de esos personajes no hubieran paseado por aquí, y no hubieran visto llegar desde Rocafort a Antonio Machado, entonces director de Hora de España. Ni a Cernuda, acompañado por Gil-Albert, o a Lorca para el estreno en Valencia de Yerma -el granadino se había alojado cerca-, ellos dos no lo conocerían y no se hubieran asomado al mismo balcón con herrajes afrancesados (del actual hotel Vincci) en dos años diferentes, 1927, 1937.

No podemos figurarnos con relativa facilidad si John Dos Passos, Hemingway y Joris Ivens discutían un 16 de marzo sobre Tierra de España (Spanish Earth) o Malraux y Aub pergeñaban Sierra de Teruel, entre dos bombardeos, o si aquí se fue de la lengua José Robles, el ilustre traductor «desaparecido» „ en conexión con el rapto y asesinato de Andreu Nin por la NKVD„ asunto que colea todavía, o si Stephen Spender esperaba a Auden mientras leía Guerra y paz, recién adquirida en la calle del Mar€o ambos escribían poemas que nos estremecen sobre su experiencia española€O si el creador del «dadá» Tristan Tzara se sentaba a crear su Elegía a Valencia(inédita en valenciano todavía) como había hecho en Zurich durante la primera Guerra Mundial. Si la fotógrafa húngara Gerda Taro paró antes de ir a la casa de Rafael Alberti, detrás de la iglesia de Sant Tomas i Sant Vicent, y venía del hotel Reina Victoria, no podemos ya imaginárnoslo con sólo pasar y detenernos a mirar tras los cristales emplomados como antes. Porque no existen ya. El espacio ha sido arrasado y un nuevo negocio que abre, lo ha arrancado todo, dejado el ladrillo visto, abusivamente, con un interiorismo «tecno-heavy» que alerta del gusto del propietario y del decorador, que han tenido el atrevimiento de recuperar el nombre original: IdealRoom. Linda con la provocación.

Este hecho se enmarca en la falta de un catálogo serio de edificios a proteger e interiores con firma (como en su momento el de Boix en el Capitol, el reciente en la finca March, uno de Mariano Navarro en la calle Barcelonina y el de Josep Renau en la calle de Cavallers). Es una larga lista de desmanes que desfiguran Valencia a la altura del paseante o transeúnte. Aquí hubo una lencería que bajó los techos, y antes una librería respetuosa, que decoro Joaquin Lara y fue sede de la Casa de Catalunya y se presentaron libros por parte de l´Estel, como Estructura Econòmica del País Valencià, de Ernest Lluch y equipo, con Ricard Pérez-Casado y Manuel Sanchis Guarner

¿Todo eso que es? Mais oú son les neiges d´antan? Para conseguir ser capital de la desmemoria, damos un paso más en nuestra propia negación y negatividad. Borramos lo que queda en pie. Los psicólogos lo llaman autoodio.

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