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La carrera de la Font d'en Corts

La zona era una vereda orlada de huertas que arrancaba en la última calle del pueblo de Russafa y llegaba hasta Castellar

La carrera de la Font d'en Corts

Hoy es 18 de julio. El ayuntamiento de Valencia prepara una corrección del callejero para borrar toda huella franquista, según la Ley de Memoria Histórica. Que Vicent Miquel Carceller sustituya al barón de Cárcer es más que simbólico, extraordinario. Pero hay calles marcadas tan disimuladamente por la Autocracia que pueden pasar desapercibidas, como es el caso de Zapadores, calle mártir y víctima de dos dictaduras, la franquista y la primorriverista. La «Carrera En Corts» era una vereda orlada de huertas que arrancaba en la última calle del pueblo de Russafa, junto al lavadero, y llegaba hasta la pedanía de Castellar. A medio camino, sobre la actual avenida de la Plata, estaba el embarcadero de la Albufera. Desde allí se podía ir en barco al Palmar, al Perelló, a Catarroja o a Silla.

Justo allí, en 1924, el general Primo de Rivera construyó el cuartel militar de Zapadores. En 1950 el general Franco ordenó que el nombre de «Zapadores» sustituyera la denominación tradicional de «la Carrera de la Font d'En Corts», y hasta la falla tuvo que cambiar de nombre. Russafa tenía «4 carreres»: Malilla, Font de Sant Lluís, Montolivet y Font d'En Corts. La única que sucumbió al poder militar español fue «En Corts». ¿No sería momento de restituirle su nombre original, mucho más evocador y romántico que el que se impuso por derecho de conquista?

La primera mención a la Font d'En Corts es de 1442. El Gobernador de Valencia, Francesc d'En Corts compró este manantial huertano y todos empezaron a aplicarle su nombre, según relata Escolano. En Corts se enamoró de una llauradora que vivía en el molino de la zona, en cuyos terrenos estaba la fuente termal que tenía fama de milagrosa. Los hijos del gobernador fueron beneficiados con los derechos de peaje del Puerto de Russafa a la Albufera, que estaba en la actual avenida de la Plata. (Otro nombre absurdo, pues dicha vía debiera denominarse avinguda del Port de Russafa en homenaje a aquella conexión que la ciudad de Valencia tenía con su lago de agua dulce). En los años veinte esa acequia navegable que nombra Blasco Ibáñez fue aterrada en una operación especulativa encubierta, y la conexión de la capital con la Albufera se trasladó hasta el lejano Tremolar.

La «Carrera En Corts» es la más desgraciada de Valencia. Primero le quitaron su puerto. Luego su huerta. Y finalmente desecaron la famosa fuente donde los velluters iban a lavar sus manos, pues tenían unas cualidades acreditadas contra los callos. A ambos lados había dos acequias de aguas cristalinas llenas de peces, y muy cerca el «bassot», paraíso de las ranas.

El ayuntamiento franquista, al cegar el manantial, puso una fuente de bronce en la esquina de la calle Dos de Abril, frente a la taberna de Clementillo, un personaje entrañable del barrio cuyo hijo «el Tuto» parecía tonto pero era más listo que el hambre.

Muy cerca, frente al cuartel, estaba la «barraca de la So Viçantica», la última barraca en zona urbana de Valencia. Se la cargó la concejalía de urbanismo de Unión Valenciana, para demostrar su amor por las tradiciones valencianas. Así les fue después. Esta es la trágica historia de la Carrera En Corts, de la que solo subsiste un tramo final junto a Mercavalencia. ¿Imaginan lo que significaría turísticamente que desde la avenida de la Plata se pudiera navegar hasta la Albufera?

¿Imaginan lo que sería rescatar el manantial de la Font d'En Corts, igual que se recuperó el balneario de la Alameda? ¿Imaginan que todavía disfrutáramos allí de la última barraca dentro del casco urbano?

Todo esto se perdió, pero por lo menos el ayuntamiento podía devolvernos el nombre tradicional. Los Zapadores ya no están en la calle. Por la misma razón podría bautizarse ahora como calle de Extranjería o Policia Nacional. Pero el más bonito será siempre carrer de la Font d'En Corts para diferenciarlo así del trozo de Carrera En Corts que todavía queda entre la Huerta.

Curiosamente el nombre En Corts todavía se mantiene entre los más mayores. Lo que se ha perdido totalmente es el nombre de Partida de Saranyó, que yo conozco gracias a la escritura de edificación de mi casa. Esperemos que las nuevas autoridades incluyan esta restitución histórica. Calle de la Fuente de En Corts, además de histórico, suena hasta más fresco.

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