El Ayuntamiento de Valencia y la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio colocaron ayer el «reloj a cero» en varias infraestructuras consideradas «clave» para el nuevo modelo de ciudad que persigue Joan Ribó. La primera toma de contacto entre la consellera María José Salvador y Ribó sirvió para escenificar el espaldarazo del ejecutivo autonómico a la recuperación de El Cabanyal con la puesta en marcha «con diligencia y urgencia» de unas normas transitorias tras la derogación del Prepi. De entrada, Salvador adelantó un montante de once millones de euros para empezar a trabajar en este enclave del Marítimo, seis de los cuales estaban destinados a las expropiaciones del Bulevar de Sant Pere. Los otros cinco serían con cargo al Plan Confianza. «Arranca una nueva etapa para un barrio emblemático e histórico como el Cabanyal, que será el símbolo de un nuevo tiempo de rehabilitación y regeneración», apuntaba Salvador.

El segundo ámbito de actuación donde ambas administraciones „ la autonómica y la local„ quieren aplicar el «desatascador» es en el Parking de Brujas, mil veces prometido por el equipo de gobierno de Rita Barberá. La semana que viene, tal como anunció la responsable autonómica de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, una comisión técnica acabará de perfilar todas las cuestiones. «No hablamos solo del parking, sino de la regeneración urbana de toda la zona», anunciaba Salvador, quien daba un paso más al adelantar: «Vamos a repensar en la nueva Valencia que quiere el alcalde y darle apoyo desde el Consell».

Alcanzado ese punto, Ribó no pudo más que lanzar un guiño de complicidad a Salvador. «Da gusto encontrar una confluencia y voluntad parecida», refiriéndose a los temas importantes que atañen a la urbe. «El Parking de Brujas está en el corazón de la ciudad», apuntaba, para recordar no sin ironía que meses antes había lanzado «una profecía que acabó cumpliéndose». «Le dije a Alfonso Novo que llegarían las elecciones y el tema no estaría resuelto, han pasado y efectivamente sigue igual», comentaba. Para el alcalde esa intervención es «un elemento clave para proteger la Llotja». La entrada, pues, será por la calle Guillém Sorolla hacia Barón de Cárcer.

La plaza, «un cul de sac»

«El nivel de circulación de tráfico es intolerable y habrá que reordenarlo de forma importante, por que si el acceso era como estaba previsto, los coches tenían que pasar por la Llotja y no lo podíamos aceptar», advertía. La peatonalización del enclave histórico «para dignificarlo» sería el siguiente paso, «vinculándolo con la actuación en la Plaza de la Reina», aunque él mismo admitió la dificultad de la empresa. «Va a ser complicado que sea totalmente peatonal», relataba. «La plaza será un «cul de sac» donde los coches podrán llegar, dar la vuelta y volver a salir. Hemos visto los planos y la cosa está bastante avanzada para ponernos a funcionar rápidamente y trabajar en esa comisión técnica que vamos a crear», aseguraba Ribó. Según la primera autoridad municipal hasta el momento «nadie nos había explicado cuál era la entrada de los vehículos». «Queremos conocer todo el diseño de la urbanización de la plaza, también de cara al turismo, porque el Mercado Central es uno de los puntos fundamentales para los que vienen a comprar y para los que vienen de visita, y por lo tanto para nosotros es clave todo el acceso y la movilidad», reiteraba.

Nuevas coordenadas en el PGOU

Ribó también avanzó que van a plantear la renovación del PGOU «desde unas coordenadas nuevas, que pasan por no seguir construyendo en la huerta y avanzar en un plan que concrete el de 1988». «Aún no hemos formulado nada nuevo», reconocía, aunque adelantaba que cuando se encauce el tema de El Cabanyal «se abordará rápidamente». El PGOU lo paralizó el equipo de gobierno de Rita Barberá antes de las elecciones municipales, tras la avalancha de alegaciones por parte de las asociaciones de Vecinos, particulares, universidades y hasta el Tribunal de las Aguas.