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La petxina de paseo

La petxina de paseo

Valencia, a lo largo de su existencia como ciudad, ha padecido importantes riadas. En 1589 hubo una inundación que provocó enormes desperfectos en la ciudad. De su reconstrucción se ocupó la Fàbrica nova del Riu por encargo de la ilustre Junta de Muros y Valles, institución creada en 1406 y compuesta por los tres obreros (eclesiástico, militar y real), los seis Jurados, el Mestre Racional y el Síndico de la Ciudad. Se reconstruyeron los pretiles, muros de contención y puentes de piedra del antiguo cauce del Turia, entre la cruz de Mislata y Monteolivete. El Paseo de la Petxina recibió ese nombre por una estructura decorativa en forma de gran concha de almeja , un contrafuerte de gran tamaño que sostenía la rampa de bajada al río. Según el Cronista Almela y Vives, la descubrieron unos areneros al tropezar con ella cuando realizaban trabajos de desescombro. Con su hallazgo se demostró que el agua del río había subido de nivel ya que la petxina estaba por debajo del cauce, a unos dos metros, en los años 30 del siglo pasado.

En el Paseo de La Petxina se encuentra la sede de la Asociación Valenciana de la Caridad, fundada en 1906 por el alcalde José Sanchis Bergón, e inaugurada por el Rey Alfonso XIII en 1909. La Asociación Valenciana de la Caridad se creó con el fin de erradicar la mendicidad de las calles de Valencia. Cien años más tarde, la difícil situación económica que atravesamos dificulta alcanzar el objetivo inicialmente previsto de erradicar la pobreza. El pasado 19 de julio se celebró el 109 aniversario de existencia y han destacado que sólo el pasado año realizaron 456.000 atenciones a personas en los comedores sociales, escuelas y en los diversos servicios de asesoramiento que ofrecen.

Akin y Lami son nigerianos llegaron en patera a las costas de Canarias en una larga travesía en la que pasaron hambre, sed, mucho cansancio y demasiado frío. Salvaron la vida de milagro. Llegaron a la península hace cuatro años. Gastaron cuanto tenían en pagar los pasajes, lo invirtieron todo para llegar a Europa. Ahora tienen dos niños, comparten la vivienda con cuatro africanos más. Todos los días van a la Asociación Valenciana de la Caridad a comer y recogen bocadillos para cenar. Cuando ven las imágenes de lo que sucede en su país, cuando escuchan que la milicia yihadista Boko Haram secuestra, viola y asesina a niñas inocentes, son conscientes de que no podían hacer otra cosa. Nigeria no es ya un país para vivir en paz, ni África un continente seguro para ellos.

Hace unos días las personas inmigrantes han recibido una buena noticia: la consellera de Sanitat Universal, Carmen Montón, ha declarado que cerca de 30.000 inmigrantes en situación irregular tendrán pronto asistencia sanitaria universal y gratuita. Akin y Lami respiran aliviados. Uno de sus hijos tiene una cardiopatía congénita y con bastante frecuencia necesita un tratamiento médico que ellos no pueden pagar. Han sido muchas las penurias que han tenido que soportar desde que abandonaron Níger, pero, a pesar de todo, y de que aquí la vida tampoco es fácil, lo volverían a intentar. Sin paz no puede haber prosperidad y eso hace mucho tiempo que ellos lo saben.

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