Mantener viva una tradición que arrancó en el siglo XVIII no es nada fácil. Pero en Pinedo las «Corregudes de Joies» forman parte de la identidad de este pequeño pueblo marinero del sur de Valencia. Hace tres años llegó a peligrar la fiesta, y ante el temor de que se perdiera como pasó en otras pedanías del sur, un grupo de aficionados se constituyó en la Associació Corregudes Joies i Sant Antoni Abad. La entidad cuenta con documentos que demuestran que en 1823 ya se celebran el desafío de Joies en Pinedo. Las carreras de caballos gozan hoy de una salud estable y reúne cada año a miles de personas a orillas de la playa, donde los jinetes se desafían montando a pelo los animales.

Ayer comenzaron las Corregudes de Joies con la selección de parejas que competirán las dos siguientes jornadas. Se tiene en cuenta la raza del caballo y el resultado de esta especie de carreras preliminares. «Contamos con seis participantes „el año pasado fueron ocho„, pero esperamos que mañana „por hoy„ acuda alguno más. Este ha habido no se quiso que coincidieran el inicio de las carreras con otros actos de las fiestas del pueblo y creo que eso ha despistado un poco a la gente. Nosotros preferimos que coincida porque hay más ambiente», explicaba Julián Alagarda, miembro de la asociación.

Jinetes muy jóvenes

La mayoría de los jinetes, no profesionales, proceden de los pueblos vecinos a Pinedo y se retan sobre una pista de unos 450 metros aplanada junto a la playa. Los participantes destacan, en la mayoría de los casos, por su juventud. Inma Ribes tiene 17 años, es de Torrent y monta el caballo de su hermano. El año pasado finalizó segunda. «Es la tercera vez que participo. El caballo cuenta mucho, pero también el jinete tiene que ser hábil, porque es bastante complicado cabalgar a pelo. Con las velocidades que coges en la playa es fácil perder el equilibrio, por lo que hay que estar muy atenta», explicaba la joven amazona.