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Sócrates no ha muerto

Sócrates no ha muerto

Hacía tiempo que no iba a Sagunt, no quiero caer en la nostalgia? Recordar otros tiempos, no es volver a vivirlos, sino simplemente recordar? Y he sentido, que la magia del teatro, como en otras tantas lejanas noches, me invadía.

El pasado de un teatro se encuentra en su antigua existencia, en el devenir entre piedras y muros, entre políticas y costumbres, entre esa pasión extraña y muchas veces incomprensible de la gente del teatro. Se remonta a la misma historia de la humanidad porque el teatro es una forma de lenguaje, de comunicación de lo que en él subyace de rito. Y el teatro romano de Sagunt ha desafiado las penurias teatrales de todos los tiempos. La primera noticia que se tiene de su existencia, es del historiador Razis: «Et en Monviedro hay un palacio fecho sobre el mar por tan gran maestria que mucho se maravillan las gentes de lo que ven porque arte es fecho». El geógrafo Almakkari hace mención a uno de los restos de construcciones romanas más notables de España. Y el humanista Enrique Cock dice: «Entre las más particulares antigüedades de la villa es el medio teatro que el vulgo llama los antígons, en otro tiempo hecho por los romanos, para en ellos representar sus comedias y espectáculos públicos».

Sócrates, me ha hecho volver al espacio teatral que nunca se abandona. El gran filósofo, que no dejó nada escrito, sin embargo, sus palabras atraviesan los tiempos llegando hasta lo más profundo del ser, y se repiten en el hoy en esa excepcional obra, dirigida por Mario Gas y escrita por él y Alberto Iglesias; «Sócrates. Juicio y Muerte de un Ciudadano.» Fundamentalmente basada en la moral política. Nada le falta, ni nada le sobra. El blanco de las túnicas destaca en la noche la intemporalidad del arte. José María Pou da vida a uno de los filósofos que más ha contribuido al pensamiento occidental. Su potente y serena dicción abarca el espacio cubierto de un gran silencio expectante: «Queridos conciudadanos: La libertad es pisoteada demasiado a menudo por lo voceros intransigentes de un mal llamado sistema democrático .Por aquellos que ostentan el poder y, digámoslo de una forma moderna, por sus círculos clientelares. Por todos los que hablan de libertad cuando en realidad hacen lo imposible por amordazarla. Por aquellos que, en definitiva, que la pregonan por doquier llenándose la boca con su sonido para asesinarla después.»

Sócrates intentaba formar las élites democráticas a través de la educación y como enseñaba por vocación no cobraba nada? Su esposa Xantipa (magnífica interpretación de Amparo Pamplona) no entiende que la búsqueda de la esencia de la virtud sea más importante que la comida diaria de su familia. Tal y como demuestra la obra, Sócrates hizo que la filosofía dejara de ocuparse de la naturaleza para ocuparse de la sociedad. Utilizó el sofismo a servicio de la búsqueda de la verdad. Condenado a muerte por la democracia que creó y en la que creyó, rehusó cualquier alternativa de fuga que sus amigos le proponían. Había vivido enseñando la justicia y el respeto a la ley; no podía ser injusto hacía las leyes de su ciudad y desmentir, en el momento decisivo, toda su obra de maestro.

El teatro en pie aplaudió y gritó bravos y por un momento pensé, que la estética y la ética son la vibración del ser.

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