«Nuestro futuro es la disolución porque el hotel ya no se va a hacer». Con estas palabras anunció ayer el presidente de «Salvem el Botànic», Pascual Requena, su intención de dar por amortizado en los próximos meses al colectivo «salvem» decano de la ciudad. El motivo es obvio, explicó Requena. El solar de Jesuitas, donde estaba proyectada la construcción de un hotel de 11 alturas, «está a salvo» y «se ha recuperado para la ciudad». Según lo anunciado por el Ayuntamiento y la Universitat de València los terrenos se destinarán a la ampliación del Jardín Botánico, declarado Bien de Interés Cultural y propiedad de la institución académica.
El convenio rubricado en 2013 entre el Ayuntamiento de Valencia y el empresario hotelero Antonio Mestre, tras años de negociaciones y sentencias judiciales favorables al hotel, permitió liberar de cemento el solar de Jesuitas y trasladar la edificabilidad a la avenida de Aragón, a los terrenos del ayuntamiento, que será derribado en pocas semanas. A «Salvem el Botànic» no le gusta la solución de permutar la edificabilidad hotelera a la parcela del ayuntamiento de Aragón. «Es un edificio que tiene 22 años y que podría mantenerse cambiandolo a un uso social», apunta Pascual Requena. «El derribo no nos gusta, pero revertir el convenio es complicado».
«Salvem el Botànic», constituida en 1995 cuando el ayuntamiento aprobó el proyecto de tres torres de 20 alturas en el antiguo patio del colegio de Jesuitas, fue pionero en Valencia como movimiento ciudadano reivindicativo. Tras la causa del Botánico llegaron otras „con más o menos éxito„ como evitar los derribos en el barrio marinero del Cabanyal, salvaguardar la huerta o preservar la fábrica de la Tabacalera. «Salvem el Botànic» ha sido un colectivo muy activo que ha llevado a cabo acciones simbólicas como una cadena humana para abrazar el solar de Jesuitas y protestas multitudinarias en defensa del jardín en las que demostró con miles de asistentes su capacidad de movilización. En la actualidad, «Salvem el Botànic» la integran quince personas y , según admiten sus dirigentes, «ya no nos reunimos al mismo ritmo».
Pascual Requena opina que el colectivo debería disolverse en los próximos meses, cuando el derribo del ayuntamiento se lleve a cabo. «Salvem el Botànic como tal ya no tiene sentido porque se ha cumplido el objetivo» de salvar el solar de la edificación. En septiembre, a la vuelta de vacaciones, la disolución de la coordinadora se someterá a debate en la asamblea.
«A título individual cada uno seguiremos trabajando, pero seguir como 'salvem el Botànic' creo que no tiene sentido», recalcó Requena. Con todo, el presidente de la coordinadora asegura el objetivo de la entidad es «más amplio» „su lema es «Salvem el Botànic, recuperem la ciutat»„, con lo cual no se descarta que el colectivo se pueda reorientar a otros objetivos.
Todavía está por ver cómo resolverán el ayuntamiento y la Universitat la gestión del solar de Jesuitas. La idea es que una parte se ceda para ampliar el Botánic y otra parte, la más próxima a la gran vía Fernando el Católico y la Petxina, sea un jardín más abierto y de uso ciudadano.
Las reivindicaciones de «Salvem el Botànic» empezaron a ver la luz tras el convenio de permuta suscrito en 2013 por el anterior gobierno municipal. Otros colectivos en cambio, han tenido que esperar a un cambio de gobierno en la Generalitat para ver cumplidas o en vías de ello sus reivindicaciones. La Asociación Víctimas del Metro del 3 de Julio (AVM3J) celebró el pasado 3 de julio, coincidiendo con el noveno aniversario del accidente que causó 43 muertos y 47 heridos, la última concentración en la plaza de la Virgen tras el compromiso del nuevo Consell de dar un cierre «digno» a este suceso.
Los afectados por el accidente, del que todavía no hay responsables, realizaron un total de 105 concentraciones en la plaza de la Virgen. La entidad ha celebrado «el final de una lucha"»tras nueve años «pidiendo una investigación real» del accidente.
