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Conflicto en Nou Moles

Desahuciadora y desahuciada

Cristina Acebes no puede asumir la hipoteca con su banco por las deudas del inquilino al que le arrendó un bajo para bar

Desahuciadora y desahuciada

En el contrato de alquiler se especifica bien claro: el primer año, el inquilino pagará 700 euros de alquiler por un bajo comercial ubicado frente al complejo administrativo 9 d'Octubre, una cuota que se irá incrementando cada año hasta alcanzar los 1.250 euros. IVA aparte. Sin embargo, la realidad „plasmada en una sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 20 de Valencia, fechada en julio de 2014„ es bien diferente. Cristina Acebes no ha percibido, ni un solo mes, la cuota íntegra del alquiler. Ni cuando eran 700 ni cuando eran 1.250. Desde finales de 2013 no ha recibido nada de su inquilino. Ni un euro. Y eso que cada día, la mujer ve atónita cómo el bar de su propiedad está lleno. «Los mismos funcionarios de Bienestar Social a los que pido ayuda porque no tengo recursos para vivir almuerzan en mi bar», explica perpleja.

Con pagos esporádicos de cuantías diferentes, el inquilino dilató durante dos años una denuncia de desahucio que solo se puede interponer cuando existe un impago de dos meses completos. Ese momento llegó en octubre de 2012. Tras un largo proceso de dos años, el juez dictó sentencia firme y condenó al inquilino a «dejar libre, vacuo, expédito y a disposición de la parte demandante dicho local y si no lo hiciera, se procederá al lanzamiento en la fecha más próxima que fije el SCAC, sin necesidad de notificación posterior». Además, el fallo condena al inquilino a pagarle a la dueña lo que le debe. Es decir «7.950 euros más el interés legal desde la fecha 10 de junio de 2014 en que quedó determinada la deuda» así como las rentas (a razón e 1.250 euros al mes) «que se devenguen hasta el reintegro de la posesión del local a la misma». De esta forma, la deuda suma y sigue. De hecho, Cristina Acebes la cifra en más de 20.000 euros.

Mientras este proceso judicial seguía su curso con una Cristina como desahuciadora, peleando a muerte por poder disponer del local del que es propietaria „sito en la calle Rincón de Ademuz, 21 bajo„, la misma Cristina se convertía de forma simultánea en desahuciada. Imposible hacer frente a los pagos de su hipoteca sin percibir ingreso alguno. Las diversas causas judiciales en las que está inmersa se tramitan por separado. Casi se ha convertido en una experta en derecho.

«Tengo en marcha una ejecución hipotecaria de mi casa, un procedimiento de desahucio por falta de pago y una deuda con la comunidad de vecinos donde está el bar que asciende a 11.000 euros y tiene una orden de embargo. Hasta la agencia tributaria me reclama el IVA que mi inquilino jamás me ha pagado. Pero ¿cómo voy a afrontar los pagos si a mí me deben dinero? Si mi inquilino me hubiera pagado desde el primer día, como marca el contrato, no estaría comiendo en Casa Caridad, no habría que tenido que venderlo todo. Desde el oro que tenía hasta los electrodomésticos. La conselleria me paga la luz como un caso de emergencia social», explica la joven de 44 años.

El inquilino, por su parte, no quiso responder ayer a las preguntas de este diario y aseguró que su abogado le ha recomendado «no pagar ni hacer declaraciones sobre este tema».

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