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Divagaciones

Pensamientos que vienen y van (II)

Pensamientos que vienen y van (II)

En una de sus viñetas dice ese gran filósofo que es El Roto: «En política, si no sabes resolver un problema, crea otro». Y eso viene al caso por la creación de una nueva concejalía del bienestar de los animales€ ¿Incorporar espacios, material, gente€? No sé si la nueva concejala ha subido en el autobús en horas punta: barullo de niños que entran o salen de los colegios, toda clase de personas que se desplazan al trabajo o a otros asuntos y los pobres animales, introduciéndose entre las piernas, con el calor y los olores, sus posibles mareos y sus necesidades€ Un animal, por mucho que se le quiera, es imprevisible. Solo los perros de los invidentes están educados para ello. Me da mucha pena la contradicción de algunos dueños de los animales de compañía que, en cuanto les molestan, los abandonan, sobre todo en verano. ¿Y otra concejalía que potenciase un empleo creado por los ayuntamientos para ayudar a las diputaciones contra los incendios? Porque ver a la naturaleza arrasada por el fuego sume en un profundo desasosiego.

Otro tema que está causando controversia, hasta llegar al insulto, son las corridas de toros. Personalmente no me gustan los toros, sufro por el torero y por el toro, pero no dejo de reconocer que es un arte donde existe un gran duelo entre la habilidad y la fuerza; muchos intelectuales y artistas quedan fascinados por ese frente a frente ante la arrogante bravura del toro y la destreza artística del torero, ambos desafiando a la muerte. Me horrorizan, y es otro asunto: los toros embolados o els bous al carrer y€ el toro de la Vega, ni los encierros de San Fermín€ ¡Cualquiera se atreve a prohibir éstos! Ni me gusta la caza, ni el famoso Grand National británico€ Pero cada uno tiene sus aficiones, prohibirlas por decreto, es faltarle el respeto a la libertad. Que los gobiernos cumplan con sus funciones y no se detengan ante los símbolos y prejuicios electorales. Los que nos sentimos pueblo, estamos cansados de tantas contradicciones y desavenencias que no aportan soluciones reales. Cansados de la prepotencia y de la falta de humildad ante seguridades inciertas. ¡Bendita sea la incertidumbre del político que le provoca observar, escuchar y replantearse sus actuaciones! El progreso del ser humano se desarrolla en un continuo dilema que hace avanzar el conocimiento hacia un desarrollo donde también debe existe la utopía y la imaginación. El ser progresista implica enfrentarse ante pérdidas y contradicciones, e incluso retrocesos. Es paradójica la denominación de «progre». El «progre» está, normalmente, más pendiente de demostrarlo que quizá de serlo y se visten de «excursionistas» vayan donde vayan. La izquierda griega da una buena lección presentándose en los actos oficiales con el debido respeto al protocolo, que en el fondo es un educado civismo. Para mí, la dignidad del ser humano reside en la responsabilidad y el respeto hacia sí mismo y hacia los demás, que se manifiesta por medio de la toma de decisiones. Los seres humanos pueden modelar, cambiar y mejorar sus vidas ejerciendo, al mismo tiempo, su libertad.

El Ágora agoniza como agonizó también el trencadís del Palau de les Arts ¿Cómo se va a pagar esa herencia de la que el «divino y progresista arquitecto» no se hace responsable? Definitivamente mis pensamientos vienen y van.

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