Tras los fastos de la Copa del América y el rugir de los motores del Gran Premio de Europa de Fórmula 1, el Grau y el entorno del puerto comenzaron un lento declive que ha provocado, como ayer contó Levante-EMV, el cierre del mítico «Casa Calabuig», al final de la avenida del Puerto. Parece la crónica de una muerte anunciada, porque la zona apenas cuenta con un par de bares en funcionamiento y los turistas que visitan la Marina Real Juan Carlos I no pasan por este punto: el polo de actividad se ha trasladado de los tinglados, donde se encontraba la salida del gran premio, al paseo de Neptuno y a la entrada de la Marina Real.

«Pan para hoy y hambre para mañana» calificaban los camareros de «Casa Calabuig» los grandes eventos que entre 2007 y 2012 convirtieron el puerto en la zona más cotizada por vecinos y comerciantes. Florecieron los negocios en J. J. Dómine, desde cuyas azoteas se tenía una visión casi perfecta de la salida y la meta del circuito urbano de Fórmula 1, y el «Casa Calabuig» vivió algunos de los mejores años de su historia. Sin embargo, cuando en 2013 expiró la licencia para organizar en el puerto el gran premio „la última Copa del América se había celebrado en 2012 antes de viajar a San Francisco„, la zona comenzó un lento pero inexorable declive. De nada sirvieron las peticiones de ayuda, casi de auxilio, de comerciantes y vecinos de la zona, que en varias ocasiones alertaron del abandono del entorno del antiguo circuito. El emblemático Cuc de Llum, por ejemplo, permanece clausurado y los vecinos del entorno pasen a sus perros por el antiguo circuito. Únicamente dos bares están abiertos en las inmediaciones del Calabuig, el de más solera de la zona.

Atracción hacia la Marina

El motivo del cierre de este local emblemático hunde sus raíces, además, en la Marina Real Juan Carlos I. La creación de la dársena para la Copa del América y los repetidos intentos de activar económicamente esa zona han conseguido que buena parte de la actividad de ocio del Grau se traslade a la marina, junto al Paseo de Neptuno. Lejos del Calabuig y de la avenida del Puerto. Justo delante del bar ahora clausurado hay una parada de autobús, pero los vecinos aseguran que cada vez menos viajeros se apeaban en ella: proseguían su viaje a través de la avenida Manuel Soto, la plaza de la Armada Española y la calle del Doctor Marcos Sopena hacia la Marina Real Juan Carlos I.

El entorno del Calabuig, además, se ha convertido de un tiempo a esta parte en zona de botellón legal. El anterior gobierno municipal autorizó varios festivales y «paellas» universitarias en los terrenos de la antigua estación del Grao, junto al final de la avenida de Francia. Se trata de una zona abandonada y en desuso a través de la cual se unen los barrios de Natzaret y el Grau pero que permanece cerrada. Junto a estos terrenos se encuentra, también, el cementerio del Grau, al que se accede a través de vallas metálicas abandonadas. Estos eventos autorizados de manera expresa „aunque algunos de los últimos que se han celebrado se trasladaron al Macroespai La Punta„ se convertían en enormes macrobotellones que provocaban las quejas de los vecinos y degradaban la zona con un continuo trajín de taxis y vigilancia tanto privada como policial, así como decenas de kilos de basura en el entorno del espacio acotado.