Con sus más de 20 años cumplidos, el Parque del Oeste continúa siendo un refugio para los vecinos de Nou Moles, Tres Forques y Patraix, los tres barrios que se vertebran a ambos lados de la avenida del Cid. Este gran eje de la ciudad, obligada entrada para los visitantes que llega procedentes del centro del país, maltrata desde hace años el bienestar de los que viven a su alrededor. Una triste autopista urbana coronada por varias pasarelas cochambrosas.
Pero los casi 44.000 metros cuadrados de zona verde del Parque del Oeste suponen hoy en día todo un alivio para los que buscan algo de paz, un lugar para disfrutar con sus hijos o para, simplemente, dejar pasar el tiempo. Es cierto que los años han hecho mella en sus instalaciones „con evidentes desperfectos„, pero aún así conserva el espíritu intacto con el que se proyectó.
Tumbarse bajo los frondosos pinos, pasear por los caminos que acompañan las diferentes especies plantadas en el recorrido, disfrutar de la lectura en alguno de sus bancos o relajarse mientras los niños disfrutan de sus instalaciones es todavía posible. Y recomendable. Sin duda, el avión que recuerda la antigua base del ejército del aire es la estrella de un parque necesario. Se echa de menos ver correr el agua por sus fuentes o que su enorme auditorio central tenga más vida cultural. El nuevo gobierno municipal debe potenciar y mejorar sus virtudes.
También, fue promesa electoral de uno de los socios del tripartito, el PSPV, acabar con las degradadas pasarelas peatonales sobre la avenida del Cid. Empinadas, viejas y sobre todo símbolo de la separación de los barrios. Si se quiere terminar con esta autopista urbana, debe ser urgente su demolición para que pasos de peatones convencionales pacifiquen el tráfico de esta gran vía. Es una deuda histórica con los vecinos que lleva incumpliéndose diez años.
