Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entre acequias

Las otras huertas amenazadas

Los zonas agrícolas periurbanas son una rareza y solo se conservan al sur de Francia e Italia, en el Este de España y en el Magreb

Las otras huertas amenazadas

Las huertas periurbanas son paisajes valiosos y escasos. El profesor de la Universidad de Bostón Thomas Glick, un reputado paisajista, asegura que en Europa «existen únicamente siete huertas históricas» y todas «se encuentran amenzadas por una combinación de desarrollo urbano y contaminación del agua». El historiador y presidente de la Fundació Assut, Marc Ferri, asegura que como la huerta valencia aún quedan menos ejemplos.

Un referente de huerta periurbana en Europa era la de Palermo, de la que «ya no queda nada» porque desapareció durante del boom urbanístico de los años 70. Al sur de Italia todavía se conservan cultivos de huerta de pequeñas dimensiones en zonas de montaña.

Al sur de Francia también existen huertas, pero no tienen el patrón islámico de la huerta de Valencia, Murcia, Zaragoza y Granada, donde han surgido distintos colectivos ciudadanos en defensa de este patrimonio.

Pero si la huerta valenciana tiene un claro referente esa es la huerta del Magreb, como la de Marrakech, bastante bien conservada y donde se conserva un palmeral que es casi una réplica del de Elx. También lo era la de Damasco, pero fue arrasada hace dos décadas.

La conquista de Hispania por los musulmanes a principios del siglo VIII comportó desde el punto de vista agrícola la progresiva implantación del regadío. Los diversos pueblos musulmanes, con amplia tradición de cultivos intensivos de regadío en medios áridos, difundieron en la península la agricultura irrigada de tradición asiática, importante el cultivo de gran variedad de frutas y hortalizas.

Un paisaje que evoca el origen andalusi de la huerta valenciana es el Agdal, al sur de Marrakech. Reciben este nombre las fincas y huertos, en la mayoría de los casos dedicados al cultivo de naranjos y frutales, de propiedad real anejos a las «kasbas» (palacios reales) de Marrakech, Rabat, Fez y Mequínez. Estos vergeles, como los llamaron algunos viajeros y observadores occidentales en el siglo XIX, son propiedad del Estado desde su fundación en el siglo XII. Sus huertas se han mantenido cultivadas ininterrumpidamente, sirviendo a la vez de espacios de recreo. Desde 1985 integra la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco como parte del conjunto histórico de la medina de Marrakech. El Agdal cuenta con una muralla de tapia de unos 9 kilómetros de perímetro que protege una amplísima extensión de huertos y un conjunto de edificaciones de recreo, estructuras hidráulicas e instalaciones industriales de interés patrimonial. Este recinto encierra el conjunto palatino de Dar al-Hana, compuesto por una alberca rodeada de huertos.

Compartir el artículo

stats