Mientras los propietarios de Ánimas, contactados repetidamente por este diario a lo largo del fin de semana, daban la callada por respuesta, los vecinos de la zona celebraban el cierre de la discoteca. El centro de ocio no ha abierto en todo el fin de semana después del expediente que el Ayuntamiento de Valencia ha desarrollado sobre el local y que ha terminado con la prohibición de reproducir ambientación musical. «Los vecinos de J. J. Dómine no podían dormir por las noches de verano con la ventana abierta», explica Jesús Vicente Andrés, presidente de la Asociación de Vecinos Grau-Port. «Es una buena noticia, la música llegaba hasta a medio kilómetro», asegura el vicepresidente de la Associació de Veïns del Cabanyal, Vicente Gallart.

Quienes más sufrían las molestias derivadas de la popular discoteca, una de las más conocidas de la ciudad, eran los que viven en las calles Mariano Cuber, Francisco Cubells, J. J. Dómine o el inicio de la calle de la Reina. Gallart destaca que en la cercana plaza de la Armada Española, donde tiene el retén del Marítimo la Policía Local, «el ruido tenía que oírse toda la noche». Desde la entidad vecinal del Cabanyal no se llegaron a quejar al consistorio en ningún momento, aunque aseguran que sí tienen conocimiento de las molestias.

Desde la del Grau, por su parte, sí se llegaron a trasladar al ayuntamiento las quejas de los vecinos de la zona. «Pero el anterior ayuntamiento no nos hacía ni caso», lamenta Andrés. Las molestias se concentran sobre todo en la zona de J. J. Dómine. «En el antiguo circuito», explica el presidente de la entidad vecinal, «se ponían los coches a hacer botellón, junto al tinglado 2, con la música a tope y sobre todo las noches de verano no se podía dormir».

Silencio desde Ánimas

Desde la propia discoteca, por su parte, guardan silencio. Según ha podido saber este diario, aseguran que hasta que no hablen con el Ayuntamiento de Valencia sobre el expediente no quieren hacer ningún tipo de declaración a los medios. En sus redes sociales, Ánimas ha informado, a través de varios eventos, de que la discoteca cierra por fallos en el sistema de sonido derivados del mal tiempo, algo que varios promotores de eventos en el local aseguran que ya ocurría antes del incendio que se desató el pasado mes de julio en el cuarto de contadores de la discoteca y obligó a atender a tres mujeres, dos de ellas embarazadas, por inhalación de humo en el Hospital Clínico.