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La urbe soñada del presidente del puerto de Valencia

El programa del candidato socialista a la alcaldía en 1995 y actual presidente de la APV recuperaba la navegabilidad lúdica del último tramo del Jardín del Turia

La urbe soñada del presidente del puerto de Valencia

El ser humano es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras (Aristóteles «dixit») y en el caso de los políticos de sus promesas electorales. Las que hizo el actual presidente del puerto de Valencia, el economista Aurelio Martínez, cuando en 1995 compitió con Rita Barberá por la alcaldía de Valencia cobran ahora actualidad. Aurelio Martínez debe dar respuesta ahora a las reivindicaciones del alcalde, Joan Ribó (Compromís), muy parecidas a las que él mismo sugirió hace dos décadas como la recuperación para usos lúdicos y ciudadanos del tramo final del Jardín del Turia. El candidato Aurelio Martínez quería impulsar un parque acuático entre la desembocadura (entonces aún sin cubrir) y la Ciudad de las Ciencias, todavía en proyecto. Una de sus aspiraciones era recuperar la navegabilidad lúdica del último tramo del viejo cauce. Aurelio Martínez vivió varios años en EE UU y de allí se trajo ideas de regeneración de espacios portuarios, como la bahía de San Francisco, para usos urbanos.

Aurelio Martínez presentó a los comicios de 1995 un documento con 45 medidas para Valencia bajo el lema «una ciudad para vivir». Además del parque acuático junto a la Ciudad de las Ciencias, planteaba destinar la dársena interior (actual marina real Juan Carlos I) a usos comerciales y de servicios. El presidente del puerto, en cuyo discurso se repetían las palabras tolerancia, transparencia y solidaridad, tendrá que demostrar ahora hasta donde llega su compromiso con la ciudad. De momento, ha respondido al ayuntamiento que se pueden buscar soluciones intermedias para recuperar la desembocadura histórica del Turia, como redirigirla a la marina y que soterrará los viales de camines en la frontera con Natzaret. Se trata de modificar el proyecto del nuevo eje viario para tráfico portuario proyectado con varias rotondas y un paso aéreo. La reversión de la ZAL, de la que el fue defensor, será otra patata caliente.

El talante de Aurelio, siempre conciliador, salió a relucir en la reciente reunión con Joan Ribó donde reconoció que el barrio de Natzaret «ha sufrido todo lo negativo del puerto», en clara alusión a que la expansión del recinto comercial supuso la destrucción de la playa de Natzaret. Así, anunció medidas compensatorias para el barrio, con altas tasas de desempleo. «Vamos a buscar iniciativas para mejorar su situación económica», señaló, punto en el que salió a relucir su vena política. «Queremos que nuestro entorno se sienta orgulloso de su puerto», lanzó.

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