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Las grandes compañías... ¡Ay!

Las grandes compañías... ¡Ay!

Las grandes compañías nos acechan queriéndonos conquistar. Las eléctricas siempre anuncian que la factura de luz va a bajar? La pasividad de los gobernantes permite que actúen con impunidad. Gas Natural o Iberdrola,ofrecen todo al mínimo coste, y al final aceptas embelesada. Miras la factura del agua potable y piensas: «Si casi no he gastado nada?». Pero ¡uf! varios pequeños impuestos añaden una cantidad que no entiendes... Las sinuosas llamadas telefónicas suenan, sobre todo después de comer, cuando un dulce sopor te invade? No sé por qué, siempre me llaman doña María, seguramente se lo dirán a cualquier voz femenina? ¿Cómo se dirigirán a los hombres? Acababa de retomar el duermevela después de haber escuchado propuestas de amor, cuando sonó el móvil, era Movistar: me habló de fusiones, de economía, de más megas o gigas, de rapidez? todo por un mínimo aumento en la factura? Sus contundente explicaciones me sedujeron? Volvió a sonar el teléfono, era una amiga: «¿Te han llamado?», preguntó nerviosa. «¿Quién?» «Movistar, Orange, Vodafone, Jazztel... No puedo dormir siesta hasta que no me llaman. Son casi las cinco, y no han llamado, ¿les habrá pasado algo, se habrán enfadado porque fui poco amable?». Mi gozo era tan profundo que le confesé, como se confiesan los amores: «No te fíes. Todas las compañías son como el amante que precede al amor; te colma de promesas y cuando pasan los primeros fervores?». Pensé que a lo mejor sentía ciertos celos. Pero llegó la factura y quedé perpleja.

Fui a una tienda de Movistar y me senté a esperar mi turno. Un libro hizo más rápida la espera. El comercial que me atendió estudió la factura: «Aquí hay más de 30 euros sin justificar, llame a Movistar, yo no puedo acceder, pertenece a la confidencialidad del cliente». Me dio un teléfono que me precipité a marcar; allí empezó el calvario de abandono y desamor? Antes había oficinas de Telefónica dónde ibas y hablabas con personas? Ahora hablan voces mecánicas que te remiten a números mudos, te retienen hasta que por fin, si logras conectar con alguien, te dice su nombre y la localidad desde donde habla; me he recorrido toda la geografía española. Ese alguien me comunicó que nuestra conversación iba a ser grabada. «Muy bien, yo también la voy a grabar», contesté. No sé si se cortó el teléfono. De nuevo la niebla, la espera, otra locutora? Le conté mis problemas, que iban aumentando. Todo lo que prometió aquel amante en un mediodía rosáceo, se había convertido en sombras. La locutora muy secamente me dijo: «Usted lo que quiere es pagar poco y tener todos los servicios». «Yo también estoy grabando esta conversación, gracias», y colgué.

A los pocos días me llamaron diciendo que habían arreglado la avería de mi ordenador, me quedé sorprendida porque mi pobre ordenador seguía sin funcionar. Después de recorrer la ciudad y perder una semana con terroríficas llamadas, lo arregló un simple pincho. Me han despertado dos veces a las cuatro de la madrugada con mensajes sobre megas, velocidad y dinero; todo es aritmética. Hay mucho ruido en esta complicada tierra y el viento invade nuestra impotente voz; nos sentimos amantes despechados frente a esas grandes compañías con puertas giratorias que giran y giran? entre sectores públicos y privados.

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