Hace unos años se puso de moda realizar lecturas colectivas de obras clásicas. En Valencia, los falleros de Na Jordana crearon el «Tirant de Lletra» para leer nuestro Tirant lo Blanch. Su gran mérito es haberlo mantenido durante 15 años ininterrumpidamente, y poderlo festejar este año a lo grande. Hoy el alcalde abrirá la lectura, que será cerrada por el president de la Generalitat en ocho días. Para celebrar el acontecimiento se ha programado en el Convento del Carmen un espectáculo musical del siglo XIII.
La celebración del «Tirant de Lletra» oculta un poco esta función que ya fue estrenada el 25 de abril en el salón de actos del colegio de los Salesianos de la calle Sagunto, con 1600 espectadores.
1238: Crónica de un Somni es un poema musical para dulzaina, metales, percusión y narrador de Toni de la Asunción, el Tchaikovsky de Torrefiel. ¿Por qué lo denominamos así? Por tratarse del músico por excelencia de este barrio valenciano.
Antonio de la Asunción nació allí en 1971 y lo apuntaron a la falla del Cudol. Tocó primero el tabal y luego la dulzaina, convirtiéndose con el tiempo en el máximo defensor de estos instrumentos musicales. Junto con Josep Lluis Sanz, «el Cigalo de Manises», lidera un movimiento reivindicativo de ambos, considerando que son instrumentos aptos para todo tipo de creaciones, y no solo para tocar «albaes» o folclore.
En 1984 empieza sus estudios dulzainísticos con Enric Gironés, que culminaría en 1999 en el conservatorio con Xavier Richart, publicando juntos un método de estudio y obteniendo el título de «Mestre de Dolçaina». Cursó Magisterio y desde 1992 imparte clases en el Colegio San Antonio Abad. Al mismo tiempo estudiaba percusión en la Agrupación Pignatelli.
Su principal labor ha sido la de compositor. Con su dulzaina ha obtenido siete premios en diversos concursos: Petrer, Muro, Denia o Tortosa. Después lanzó espectáculos corales como Dolç cinema, Dolç TV o la actual 1238: Crónica de un somni. Como vemos, siempre esgrime el «dolç» de la «dolçaina» como bandera.
El sueño al que se refiere esta crónica es el deseo de Jaime I de conquistar el Reino de Valencia. La estructura entremezcla historia y leyenda como una apoteósica hagiografía del rey de Aragón que lo convierte en un monarca modélico desde su nacimiento en Montpellier hasta su fallecimiento en Alzira. Su concepción, nacimiento y elección del nombre, su prisión en el castillo de Montfort y providencial hallazgo de la espada «Tizona». La obsesión por adueñarse de «Balansiya». Sus amores con Violante de Hungría (de los otros amores es muy prudente y no dice nada). La Batalla del Puig y la leyenda del «Rat Penat» con su posterior sitio y caída de Valencia, penón en la torre y entrada triunfal. Todo ello se relata en una obra que, si este país fuera normal, debería constituir una verdadera «ópera» que se llevara al Palau de les Arts con un más ambicioso despliegue de medios. Esperemos que se haga una buena grabación y que pueda ser un día difundido por la nueva Televisión Valenciana.
Na Jordana se apunta otro tanto trayendo esta obra al centro histórico. Se merece que le demos un un premio simbólico. La ilustración que acompañamos se llama Carmeleta y nos contaron que fue pintada en homenaje a una fallera mayor de su comisión, siendo después utilizada en diversos documentos y diplomas falleros.El autor es Vicente Pajarón Suay, nacido en el barrio del Carmen el 22 de noviembre de 1897 y fallecido en 1974. Pintor, cartelista y artista fallero, fue un rebelde nato. Se enfrentó a su padre para casarse con la mujer que amaba, siendo desheredado por ello. Su hermano Francisco fue el prestigioso orfebre que realizó la espectacular Custodia del Corpus y su sobrino el artesano que reprodujo el Santo Cáliz para regalárselo a Juan Pablo II en su visita oficial.
Precisamente, y esto es una primicia absoluta, Toni de la Asunción está centrando la confección de su próxima obra entorno al Santo Gríal. Que tome buena nota Joan Calabuig, ahora que se ha propuesto relanzar la reliquia como referente turístico con ese «Camino del Santo Grial» que inventamos en este periódico el 20 de octubre de 2001.
