Parafraseando a Joan Manuel Serrat, de vez en cuando la vida te da buenas noticias, y una de ellas es, sin duda, que la Mostra vuelve a nuestra ciudad, de nuevo con apoyo institucional, estando prevista su inauguración en el Palau de la Música el miércoles 14 de octubre.
Y regresa, gracias a un grupo de entusiastas de la cultura y el cine, que desean volver a hacer de València ese referente de la cultura que nunca debió de dejar de ser. Así, antes de las elecciones, el grupo municipal de EUPV se reunió con Ofelia Vila, Vicent Tamarit y Vicent Gregori, como parte del equipo integrante de Mostra Viva. Con su esfuerzo y convicción, han conseguido que València vuelva a tener su festival de cine.
Cuando en septiembre de 2011 la por entonces alcaldesa de València, decidió suspender la Mostra de cine, aludió, ¡como no! a la necesidad que tenía el ayuntamiento de invertir en otras prioridades más importantes que el cine. La suspensión al parecer suponía un ahorro de 1,7 millones de euros. Resulta paradójico que los impulsores de la Copa del América y la Fórmula 1, epítome de despilfarro y abuso de poder , adujeran razones económicas para acabar de un plumazo con una de las pocas iniciativas culturales del equipo de gobierno que ella presidía.
Como vinimos denunciando desde EUPV, lo cierto es que la Mostra se había convertido con el paso de los años de gestión de la derecha, en un festival ramplón, alejado de los circuitos de festivales especializados del resto del Estado. El PP la convirtió en un festival chusco, de grandes estrellas ,que al final no lo eran tanto. Mientras, las deudas aumentaban proporcionalmente al prestigio que iba perdiendo.
Se hacía con la Mostra, lo que dos años después se haría con RTVV, esto es, desprestigiar y devaluar al máximo el contenido, para así proceder a su cierre posterior. Porque si algo necesitaba la antigua Mostra era un cambio radical en la financiación, gestión y muy especialmente en la programación, alejándose, por tanto, de esa especie de «Oscar» en miniatura para centrarse en producciones cinematográficas independientes, y muy especialmente del audiovisual valenciano.
Por ello debemos de agradecer a los y las impulsores e impulsoras de Mostra Viva, Cinema del Mediterrani, el haber estado desarrollando una Mostra alternativa que mantuviera vivo el espíritu de los orígenes, para garantizar ahora la realización de la misma en las condiciones que una ciudad como la nuestra necesita. Un sueño conseguido gracias al espíritu de rebeldía que guió a este colectivo tras el cierre oficial de la Mostra, fruto de la resistencia ante el conjunto de agresiones contra la cultura de los últimos años perpetrados con la excusa de la crisis económica.
Es una Mostra que en estos tiempos durísimos para tanta gente, debe dar al cine el mismo papel que Federico García Lorca dio al libro: «No sólo de pan vive el ser humano. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro».
