Los vecinos de los barrios del Marítimo no quieren oir hablar de centros comerciales en la fachada marítima, una idea que el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, planteó este fin de semana en una entrevista concedida a Levante-EMV. El nuevo presidente de la APV considera que un centro comercial supondría un aliciente turístico para la dársena (marina real Juan Carlos I) y el puerto que no entraría en competencia ni con el comercio de barrio ni con otros centros comerciales de la ciudad.

Los vecinos, en cambio, creen que esto sería el fin del comercio tradicional del marítimo, muy castigado en barrios como el Cabanyal y necesitado de impulso por parte del ayuntamiento.

Las propuestas del presidente del puerto, que en su día planteó la construcción de zonas comerciales y hasta un acuario en la dársena «vella», no tienen a priori buen encaje con los planes de futuro del nuevo gobierno tripartito que lidera Joan Ribó. Fuentes de Alcaldía explicaron que «un centro comercial al uso no tiene cabida» en la dársena, cuyo plan de usos «queremos cambiar», mientras que en suelo portuario exigiría un cambio en la ley de Puertos. En la ciudad, añaden las mismas fuentes, «hay exceso de centros comerciales» y «hacer otro en la fachada marítima pensando en los cruceristas no tiene mucho sentido porque no beneficiaría al resto de la ciudad».

Tanto Compromís como el PSPV votaron en contra en la anterior legislatura del plan de usos de la marina por el exceso de tiendas, hoteles y restaurantes. El concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, lo calificó como «parque temático» de terciario.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Vecinos del Cabanyal, Pepa Dasí, opina que la dársena «debe destinarse al ciudadano, al ocio familiar, y a servicios» para los barrios que podrían ubicarse en la cantidad de edificios vacíos y sin uso, como la antigua estación marítima. «Un centro comercial no traería vida, sino más tráfico», recalcó Dasí, quien llamó la atención sobre el goteo de cierres de establecimientos tradicionales como Casa Calabuig y otros del entorno de J. J. Dómine.

La idea de construir un centro comercial como proyecto «motor» capaz de atraer nuevos negocios a la infrautilizada marina real también la han sugerido otros urbanísticas como Alejandro Escribano, autor del PGOU. Sin embargo, los vecinos de Natzaret no quieren que se construyan nuevas zonas comerciales en el entorno del puerto y recuerdan que ya hay tres centros comerciales en la zona (El Saler, Aqua y Corte Inglés).

La Asociación de Vecinos de Natzaret reclama un nuevo plan de usos «participativo» para la marina, que tenga en cuenta las necesidades de los barrios del entorno. «No podemos trocear la marina real y venderla a plazos por 25 o 75 años», recalcó ayer su portavoz Julio Moltó. Aurelio Martínez, que en 1995 encabezó la candidatura del PSPV al Ayuntamiento de Valencia, recuerda que las zonas comerciales, restaurantes y locales de ocio de los frentes marítimos de ciudades como San Francisco y Liverpool son el primer reclamo que encuentran los turistas y apunta a estas ciudades como modelo.