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Tribuna

Se urbanizó la costa Valencia-Sagunto

Ahora lo vemos normal, cuando circulamos por la autovía en dirección al norte, entre Valencia y Sagunto; pero llamó poderosamente la atención cuando, en la esquina de la década de los años cincuenta del pasado siglo, el marjal se fue convirtiendo en una zona turístico-residencial que comenzó en la Puebla de Farnals y luego ha sido todo lo que ya es.

Corría la década de los años cincuenta, cuando gozaba de gran popularidad un locutor de Radio Valencia, Juan Granell Acosta, venido de tierras occidentales de España, y que aquí logró atraer al público con su programa «En pos de la fama» donde concurrían artistas noveles que ansiaban alcanzar eso, la fama. Pero un día, inesperadamente, Granell anunció que iba a promocionar una urbanización en la Puebla de Farnals, y pronto surgieron unos rascacielos que hoy están eclipsados por otros más altos.

Para quienes conocían la zona, aquello resultaba inverosímil en aquellos tiempos. Aún recordamos una sobremesa entre compañeros de prensa y radio, cuando aquellos pisos en aquella playa ya estaban muy buscados, que un colega le dijo: «Juan: hacía falta un loco como tú para meterse en tan atrevido proyecto». Pero aquella creación, insospechada para la mayoría, fue tomando cuerpo en seguida, y al circular por la carretera de Valencia hacia Sagunto ya era habitual ver el enorme panorama de rascacielos, que realmente resultó una locura?pero muy sensata.

Tanto es así, que el éxito de la playa de la Puebla de Farnals como lugar de expansión, que el ejemplo cundió en seguida. El Puig de Santa María encontró en seguida imitadores; surgieron promotores -lo mismo que aparecieron en el primero aventurado proyect-. y numerosos constructores fueron, paso a paso, levantando lo que ahora vemos desde la carretera.

Y más aún, las posibilidades de la zona fueron advertidas más al sur, de manera que en la costa de Alboraya surgiera otra urbanización -Portsaplaya- que además se ha convertido en buena parte en residencia fija, por su proximidad a Valencia Ciudad.

Y cuál habrá sido el éxito de estas construcciones que en torno a ellas han aparecido ya superficies mercantiles que saben que aquellos pisos albergan suficientes clientes para establecerse.

Unos metros antes de llegar a esta última urbanización se encuentra la veterana ermita dels Peixets, secular milagro que, cuando se produjo, nadie podía pensar que aquella marjal se convertiría en un foco turístico-residencial que ha sobrevalorado unas orillas que, al fin, han sido aprovechadas. Incluso en la urbanización playera de El Puig surgió un complejo residencial con apartamentos y habitaciones que creó el Consell.

Y, junto a estos proyectos de hace medio siglo largo, hay que recordar también las obras que en la autovía que sale de Valencia se efectuaron tiempo más tarde -comenzaron aún en el segundo milenio- unas obras que han dificultado durante unos años la circulación, al entremezclarse líneas continuas con líneas troceadas, y rayas amarillas entremezcladas con rayas blancas. Afortunadamente, ese acceso al que fue llamado «semáforo de Europa», ya ha superado tales travesías condicionadas. Aunque queden algunas vallas que son temporales. Pronto desaparecerán.

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