A las 11 de la mañana Adrián y Ramón limpiaban una pequeña zona ajardinada en Nou Benicalap. Ambos pertenecen a la brigada norte de la contrata del Ayuntamiento de Valencia y trataban de adecentar una parte del barrio en la que se sacrificó la huerta para dejar grandes solares repletos de maleza y pendientes de urbanizar. En el lugar, en el Camí Barraques de Lluna, Ramón se acercó a una pequeña palmera plantada junto a una gran higuera. Cuando removió la grama vio un objetivo que parecía una piña. Su sorpresa fue máxima cuando al levantarla se percató que aquello era una granada. La soltó con rapidez, avisó a sus superiores y dos horas después los especialistas del grupo Tedax de la Policía Nacional retiraban el artefacto, tras desplegar un importante cordón de seguridad que incluía un helicóptero y que impedía el paso de los curiosos.

La Policía Nacional explicaba más tarde en un comunicado que el artefacto era una granada de mano defensiva tipo piña, posiblemente de origen de la Guerra Civil española, que mantenía todos sus elementos y que se encontraba en muy mal estado de conservación.

Ramón, el jardinero que la recogió del suelo, no fue consciente del peligro que representaba el artefacto hasta que no lo tuvo en la mano. «La he cogido porque pensaba que era una piña, pero al ver que era una granada, enseguida la he soltado. Mi compañero Ramón me ha advertido de que era una bomba, y yo al ver la anilla enseguida me he dado cuenta de lo que era de verdad», explicaba a este periódico mientras el grupo de desactivación de explosivos la retiraba. Su compañero aseguró que la policía no les informó de la procedencia: «Solo nos ha dicho que por cuestiones de protocolo tenían que venir a desactivarla los Tedax. No sé de dónde procede ni nada, pero debe tener ya mucho tiempo porque estaba muy oxidada. Debe estar ahí más de un año o más?», aseguró Adrián.