Parecen caravanas antiguas, camiones de época y remolques, pero en realidad son cocinas, hornos, neveras con cientos de ingredientes en su interior. Sus conductores son cocineros y en lugar de ventanillas hay barras de bar con platos exóticos. Y así, cocinando sobre ruedas, la fórmula «food trucks» ha conseguido convencer a las miles de personas „se esperan 20.000„ que este fin de semana están acudiendo al evento Contravan Street Food Festival.

Es su segundo asalto a la ciudad de Valencia y, al parecer, «food trucks» es un negocio que funciona. Su receta es la calidad de los alimentos que se elaboran en las propias caravanas, una oferta gastronómica multicultural, el placer de comer al aire libre y poder disfrutar del ambiente familiar que se crea también gracias al decorado. Los Jardines de Viveros ha sido el espacio elegido por la organización para acoger este evento. El año pasado se celebró en las Naves donde acudieron más de 10.000 personas superando con creces el aforo y el público previsto en aquella ocasión. Por ello, este año era mucho mejor realizarlo en un ambiente al aire libre, que permitiera más libertad al visitante y disfrutar de un rincón verde y tranquilo alejado del habitual fragor de la ciudad. Las colas comenzaron bien pronto, casi a la misma hora en la que se abría la feria gastronómica. En total, 20 son las propuestas culinarias que se ofrecen y que hoy continuarán abiertas de las 12 horas hasta las 19 horas. Quizás el local más esperado es el Qubél-Kabuki, que cuenta con una Estrella Michelin, y que en su menú proponen sushi con productos locales.

Música en directo, actividades para niños, mesas donde descansar y poder saborear platos como arepas de pollo mezcladas con aguacate (Reina Pepeada), una hamburguesa con pan de cerveza y semilla de amapola o crepes al gusto del consumidor. México, Colombia, Argentina, Japón, EE UU, Francia... Raro era el país que no está representado en Viveros. «La esencia es la multiculturalidad, el ambiente, la oferta gastronómica...», resume Javier Brichetto, ganador del programa Cocineros al Volante que también tiene su hueco en la feria.

Todos las caravanas comparten una idea: son cocineros callejeros. Les gusta salir del local, el contacto directo con el consumidor y cocinar un producto fresco, aunque sea bajo el gas del motor.