Mientras en la ciudad crece, espoleada por el ayuntamiento, la cultura de la bicicleta, hay un barrio que vive a espaldas de esta «ciudad de la bici». Se trata de la Malva-rosa, cuya asociación de vecinos acaba de pedir al consistorio que amplíe la red de carril-bici y que cree alguna calle 30 en el barrio.

Es una de las peticiones que la entidad ha trasladado a la Junta de Distrito de Marítim. En un barrio con tantas calles abiertas y muy cerca de la zona marítima, donde el paseo es muy frecuentado por ciclistas y corredores „y que, denuncian, se encuentra en muy mal estado„, Amics de la Malva exige que el consistorio promueva la cultura de la bicicleta también en la Malva-rosa.

Otro de los problemas del barrio con respecto a la bicicleta es la falta de estaciones de Valenbisi. Únicamente hay dos y situadas a varias calles del carril del paseo marítimo.

Además, han pedido que el consistorio lleve a cabo una campaña de limpieza del barrio especial, como en otras zonas del Marítim tales como el Cabanyal. «Urge una campaña especial», explican desde Amics de la Malva.

La entidad exige el acondicionamiento de los descampados que llevan «más de 30 años abandonados en el barrio y que están señalados como Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)». «Algunos de ellos han servido como lugar para arrojar la basura asfáltica», indica la entidad, que pide, en este sentido, más parques infantiles.

Eliminación de placas

La eliminación de placas de amianto del CEIP Blasco Ibáñez también es uno de los objetivos largamente buscados por Amics de la Malva. El anterior Consell, lamentan los vecinos, únicamente retiró el del edificio de infantil, dejando el de primaria «que se encuentra deteriorado».

Otra de las reivindicaciones más repetidas es una biblioteca pública. La Malva-rosa no cuenta con ninguna sala de lectura disponible y únicamente se puede acceder a Bibliomar, en la playa, en fechas veraniegas.

El barrio de la Malva-rosa ha reclamado, en varias ocasiones, más atención desde el consistorio. En la junta de distrito se mostraron partidarios de la nueva política de trasparencia y participación del Ayuntamiento de Valencia, pero exigieron que esa política llegue también al Marítim y, sobre todo, a la Malva-rosa.